Introducción

El Seminario Mayor Arquidiocesano “San Carlos y San Marcelo” de Trujillo celebra 400 años de historia formando sacerdotes comprometidos con Cristo y su Iglesia. Con motivo de este aniversario, el Papa León XIV dirigió una carta a los seminaristas, recordando los principios fundamentales para una formación auténtica: vivir con Cristo, cultivando el corazón, la mente y la fraternidad, para ser pastores santos y fieles al Evangelio. A continuación, presentamos las claves esenciales de su mensaje.

  1. Primero con Cristo, siempre con Cristo • La prioridad del seminarista es estar con el Señor, conocerlo y amarlo, dejando que Él forme el corazón.
    • El seminario es un lugar para custodiar esta relación personal y prepararse para servir al Pueblo de Dios.
  2. Rectitud de intención y libertad • La vocación no es un medio para fines personales, un refugio ante problemas o una promoción social.
    • Solo se puede entregar la vida a Dios en libertad verdadera, sin estar atado a intereses o miedos.
    • Ser sacerdote significa configurarse con Cristo, no solo alcanzar la ordenación.
  3. Discernimiento constante • La vida en el seminario es un camino de rectificación interior: transparencia ante Dios y los formadores, sinceridad y honestidad.
    • La confesión, la dirección espiritual y la obediencia son herramientas para cultivar un corazón limpio.
  4. Oración como fundamento • La oración es central: permite conocer al Maestro, escuchar su voz y dejarse guiar por Él.
    • Sin oración, no es posible amar ni configurarse con Cristo; el tiempo con Dios es la inversión más fecunda.
  5. Encuentro con Cristo en la Sagrada Escritura • La Biblia es lugar privilegiado de encuentro con Jesús.
    • Enseña a pensar, mirar y conmoverse como Él, especialmente hacia los pobres y los necesitados.
  6. Formación intelectual y doctrinal • La inteligencia debe acompañar la fe: el estudio teológico es un acto de amor y servicio.
    • La doctrina sin oración es estéril; la oración sin doctrina es frágil. Ambas deben cultivarse en equilibrio.
    • Orientación clave: “Especialízate en Jesucristo” (San Alberto Hurtado).
  7. Eucaristía y vida sacerdotal • El altar es el centro de la identidad sacerdotal.
    • La unión con Cristo en el Sacrificio enseña al seminarista a ofrecer su vida y asumir la paternidad espiritual.
    • La vocación se vive como participación en la vida y entrega de Cristo.
  8. Paternidad sacerdotal • Ser sacerdote es ser padre según el Espíritu, preocupado por el pueblo, acompañándolo, intercediendo y sosteniendo en la fe.
    • Se expresa en celibato, obediencia, pobreza y fortaleza frente al sufrimiento.
  9. Fraternidad y comunión • La vocación se fortalece en comunidad.
    • La soledad, la mundanidad, el activismo, la dispersión digital y las ideologías son peligros que deben combatirse en presbiterio y obediencia al obispo.
  10. Aprovechar el tiempo como tesoro • Cada día de formación es un tesoro irrepetible, que debe invertirse con responsabilidad y alegría.
    • La Virgen María y san José, como primeros formadores de Cristo, acompañan y sostienen a los seminaristas.

Conclusión

La carta del Papa León XIV recuerda que la formación sacerdotal no es un simple proceso académico ni un logro personal, sino un camino integral de corazón, mente y espíritu, orientado a configurarse con Cristo y a servir con amor al pueblo de Dios. Seguir estas claves permite a los seminaristas crecer en libertad, madurez y santidad, preparando pastores fieles, sabios y compasivos.

Oración por los seminaristas

Señor Jesús, Maestro y Pastor,
guía a los seminaristas en su camino de formación.
Haz que su corazón se abra a tu voz, su mente se ilumine con tu verdad y su vida se entregue con generosidad a tu pueblo.
Sosténlos con la gracia del Espíritu Santo, protégelos bajo el cuidado de María y san José, y haz de ellos sacerdotes santos, llenos de amor y alegría por tu Evangelio. Amén.

Programa de Vida Espiritual para Seminaristas Inspirado en la Carta del Papa León XIV

Objetivo general

Formar seminaristas configurados con Cristo, con corazón puro, inteligencia iluminada y espíritu de servicio, capaces de vivir su vocación con libertad, alegría y fidelidad al Evangelio.

  1. Oración y relación personal con Cristo

Inspiración: “La oración no es un ejercicio accesorio… quien no ora, no conoce al Maestro.”

Actividades:
• Oración personal diaria: mínimo 1 hora, incluyendo Lectio Divina y meditación de la Sagrada Escritura.
• Oración comunitaria: laudes, vísperas y oración nocturna en comunidad.
• Retiro espiritual mensual: 1 día dedicado a la contemplación, silencio y examen de conciencia.
• Guía práctica: uso de diarios espirituales para registrar insights y crecimiento en la oración.

Objetivo específico: profundizar la amistad con Cristo y aprender a reconocer su voz en la vida cotidiana.

  1. Discernimiento y rectitud de intención

Inspiración: “El sacerdocio no puede reducirse a llegar a la ordenación… solo en libertad es posible donarse.”

Actividades:
• Dirección espiritual semanal con un formador de confianza.
• Confesión frecuente para purificar el corazón y mantener claridad de intención.
• Sesiones de reflexión sobre motivaciones: identificar deseos genuinos vs. influencias externas.
• Ejercicios de examen diario: evaluar actitudes, decisiones y disposición interior.

Objetivo específico: vivir con transparencia y autenticidad, cultivando libertad interior y madurez espiritual.

  1. Formación intelectual y doctrinal

Inspiración: “El estudio es camino indispensable para que la fe se haga sólida y capaz de iluminar a los demás.”

Actividades:
• Lectura diaria de textos teológicos y espirituales.
• Clases de teología sistemática, pastoral y Biblia con integración práctica a la vida diaria.
• Estudio guiado con énfasis en Cristo: aplicar el principio “especialízate en Jesucristo”.
• Foros de discusión y debate sobre doctrina, ética y pastoral.

Objetivo específico: fortalecer la inteligencia y la capacidad de transmitir la fe con claridad y fidelidad.

  1. Vida sacramental y Eucaristía

Inspiración: “El altar es el centro de la identidad sacerdotal… se descubre la unidad entre ministerio y sacrificio.”

Actividades:
• Misa diaria con participación activa y profunda meditación sobre el sacrificio de Cristo.
• Adoración eucarística de al menos 30 minutos diarios.
• Estudio y reflexión sobre el misterio eucarístico y su relación con el sacerdocio.

Objetivo específico: arraigar la vida sacerdotal en la ofrenda personal y en la unión con Cristo Sacerdote.

  1. Paternidad espiritual y pastoral

Inspiración: “Ser padre no es algo que se hace, sino algo que se es… se lleva al pueblo en el corazón.”

Actividades:
• Acompañamiento pastoral supervisado: visitas a enfermos, catequesis y acompañamiento de grupos juveniles.
• Reflexión y formación en virtudes sacerdotales: celibato, obediencia, pobreza y misericordia.
• Simulaciones de consejería y dirección espiritual bajo supervisión.

Objetivo específico: cultivar la capacidad de guiar con amor, paciencia y fidelidad a Cristo y a la Iglesia.

  1. Fraternidad y comunión

Inspiración: “La fraternidad y comunión sacerdotal son intrínsecas a la vocación.”

Actividades:
• Reuniones comunitarias semanales: compartir experiencias, dificultades y logros.
• Actividades de convivencia fraterna y deportes para fortalecer la unidad.
• Mentoría entre seminaristas mayores y menores para acompañamiento mutuo.

Objetivo específico: evitar la soledad, fortalecer vínculos y aprender a vivir la vocación en comunidad.

  1. Disciplina y manejo del tiempo

Inspiración: “Cada día es un tesoro irrepetible.”

Actividades:
• Planificación diaria y semanal de estudio, oración, descanso y servicio.
• Evaluación mensual de objetivos espirituales y académicos.
• Retiros y ejercicios de silencio periódicos para fomentar interioridad.

Objetivo específico: administrar bien el tiempo como medio de santificación y crecimiento integral.

Evaluación y seguimiento
• Revisión trimestral con el formador espiritual sobre progreso personal.
• Autoevaluación de oración, estudio, fraternidad y entrega pastoral.
• Metas anuales claras y ajustables según el discernimiento vocacional.

Oración final

Señor Jesús, Maestro y Pastor,
guía a cada seminarista en este camino de formación integral.
Haz que su corazón se configure contigo, su inteligencia se abra a la verdad y su vida sea entrega generosa al Pueblo de Dios.
Sosténlos en la oración, la fraternidad y el servicio, para que sean sacerdotes santos y fieles, reflejo de tu amor en el mundo. Amén.