Fe, política y economía
LA RELIGIÓN DEL IMPERIO
Frente a una actitud agresiva y conquistadora,
nosotros seguimos con la política del avestruz.
¿A que nos va a llevar todo esto?
Por el P. Flaviano Amatulli Valente, fmap
Se trata de una nueva interpretación de la fe cristiana y del fenómeno religioso en general, en que se conjugan valores estrictamente religiosos con intereses de orden económico y político, hasta hacer de la religión un simple pretexto o soporte para lograr beneficios de tipo material o el dominio en campo político, económico y militar.
Una mezcla peligrosa
Cuando parecía que la religión iba a quedar relegada en los templos o en la esfera puramente privada, nos damos cuenta de que de inmediato vuelve a ocupar los titulares de los periódicos y de los noticieros televisivos, irrumpe en las aulas universitarias como materia de interés social y representa la chispa para enfrentamientos armados de dimensiones insospechadas, que amenazan con provocar un conflagración mundial.
Bin Laden y George W. Bush
De un momento a otro dos imágenes empiezan a volverse familiares para todos, acaparando simpatías y antipatías profundas: Bin Laden, el multimillonario empresario de Arabia Saudita que quiere reivindicar el papel histórico del Islam, y George W. Bush, el presidente de los Estados Unidos, un convertido (renacido) que se siente el mesías del mundo cristiano, depositario de una misión divina, la de quebrar el eje del mal y establecer un nuevo orden mundial, al amparo y bajo la guía del nuevo Pueblo de Dios, el pueblo norteamericano.
En los dos casos, la religión se vuelve ideología y se pone al servicio de la política y la economía, reviviendo fenómenos que creíamos superados para siempre: las cruzadas en campo cristiano y la guerra santa en campo musulmán.
Actitudes contrarias
Y frente a todo esto, nosotros ¿qué? Seguimos con nuestra pasividad y nuestro optimismo a ultranza, cono si nada pasara a nuestro alrededor. Dos mundos que luchan por el dominio mundial, sirviéndose de la religión, y nosotros viendo sucumbir a nuestra gente frente a su ímpetu conquistador, sin siquiera chispar. Vivimos en tiempo de guerra y conquista, como si viviéramos en tiempo de paz y convivencia pacífica.
Mientras el musulmanismo está conquistando África y Europa y la religión del imperio (las sectas) está conquistando el continente americano, nosotros seguimos con la política del avestruz, con la cabeza metida en la arena, sin ver ni oir nada. Frente a una actitud agresiva y conquistadora, nosotros seguimos soñando con un mundo de paz y tranquilidad. ¿A qué nos va a llevar todo esto?







