Caminos de salvación hacia la plenitud en Cristo y su Iglesia

No caminos de salvación a secas,

es decir, encerrados en sí mismos y eficaces de por sí,

sino abiertos hacia la plenitud y en busca de la Verdad Suprema,

que les da sentido y vigor en su caminar entre espinas y nubarrones.

Por el p. Flaviano Amatulli Valente, fmap

Semillas o huellas del Verbo

Algunos se sienten orgullosos y satisfechos por descubrir en cada manifestación religiosa alguna semilla o huella del Verbo. Faltaría más. ¿Acaso todos los seres humanos no estamos llamados a compartir con Dios su misma vida? Por lo tanto, ¿no es lógico y justo que todos los seres humanos contemos por lo menos con alguna lucecita que nos haga entrever el camino correcto, que nos lleve hacia Dios, y desde ahora tengamos alguna oportunidad de pregustar algo de lo que algún día será la vida futura? (Hech 17, 27-28)

De todos modos, no me van a decir que todos los caminos sean iguales (carretera, supercarretera o brecha), es decir, en nuestro caso, que una semilla, en el fondo, sea igual a una planta o una huella igual a quien la haya dejado. Como no es lo mismo hablar de un proyecto, un ensayo o una obra completa.

Por lo tanto, no es tan difícil entender que existe una enorme diferencia entre las semillas o huellas del Verbo y el Verbo Encarnado con todo lo que deriva de Él (la Iglesia, Cuerpo místico de Cristo).

¿Teología o filosofía de la religión?

“Entonces, -pensará alguien- corremos el peligro de volvernos intolerantes, al considerar a Cristo y su Iglesia con más contenido salvífico que Moisés, Buda o Mahoma con sus relativas organizaciones religiosas”. Respuesta: “Es bueno aclarar desde un principio que estamos hablando de teología, no de antropología o filosofía de la religión, y de plenitud, no de cualquier tipo de presencia de Dios”.

Así que, según esa manera de pensar, el maestro sería intolerante al pretender enseñar y calificar a los alumnos; también sería signo de intolerancia realizar cualquier concurso u otorgar cualquier tipo de reconocimiento o premio por tal o cual excelencia en un determinado campo.

La intolerancia consiste en despreciar a los que no ganan el primer lugar, no en reconocer quién, en un determinado aspecto, es el mejor entre todos. En nuestro caso concreto, nosotros católicos seríamos intolerantes si, por ser miembros de la única Iglesia fundada y garantizada por Cristo, el Hijo de Dios, nos sintiéramos con el derecho de despreciar a los demás grupos religiosos con sus fundadores, puesto que no gozan del mismo privilegio.

Revelación natural y Revelación sobrenatural

Por eso se habla de una Revelación natural, que consiste en conocer a Dios mediante las obras de la creación (que de por sí le corresponde a cada ser creado inteligente), y una Revelación sobrenatural, que se da cuando el mismo Creador interviene para darse a conocer, en distintos grados o en plenitud (Hb 1, 1-2), o dar a conocer el sentido de todo lo creado, más

allá de toda exigencia de las creaturas. Una cosa es el nivel puramente humano (todos somos creaturas de Dios con un destino eterno) y otra cosa es ser hijos de Dios (Jn 1, 11-12).

Es un plus. Un regalo. ¿Qué hacer? Dar gracias a Dios por ser objeto de una distinción (predilección) tan grande de su parte y tratar de manifestar el propio aprecio y agradecimiento hacia Él mediante la aceptación de sus designios y el esfuerzo por ser coherente con la distinción de que hemos sido objeto (“nobleza obliga”, dicen los franceses).

Relativismo

O se cae en el relativismo total, pensando que, en el fondo, todo sea lo mismo, puesto que nadie puede saber con absoluta certeza y demostrar cómo en realidad están las cosas.

Consecuencia: todo queda justificado. No hay ninguna diferencia entre el bien y el mal, la verdad y la mentira. Cada quien hace lo que le gusta o le conviene, sin la posibilidad de un juicio objetivo acerca de la bondad o menos de un acto.

Teología India

Teniendo en cuenta lo anterior, no entiendo el sentido que se le quiera dar a la Teología o Religión India, con el pretexto de que el cristianismo ha sido importado de Europa, como si la Verdad tuviera que ver con un lugar o una persona determinada. Sin pensar que el cristianismo no nació en Europa, sino en Oriente.

A menos que por Teología o Religión India no se entienda folclor o arqueología, algo muy respetable, que de todos modos no viene al caso.

Conclusión

Es muy loable cualquier esfuerzo que se haga por detectar, valorizar y compartir las semillas o huellas, que el Verbo ha dejado en cada pueblo o cultura; pero al mismo tiempo es un gran error rechazar al Verbo Encarnado por no tratarse de un descubrimiento o conquista del propio pueblo o cultura, sino de una “noticia” llegada desde lejos, por obra de “otra gente”.

¿Qué hacer, entonces? Apreciar y respetar todas las manifestaciones culturales y religiosas de cada pueblo, por contener las semillas o huellas, que el Verbo ha sembrado por todas partes y se encuentran en distintos grados de desarrollo; pero al mismo tiempo, reconocer la grande diferencia que existe entre el esfuerzo del hombre y el don de Dios, una parte y la plenitud, el nivel puramente humano y el nivel sobrenatural; y aprender a ser agradecidos por el don recibido, dispuestos a vivirlo en plenitud, comunicarlo a los demás y luchar todos juntos por los grandes valores, que Dios ha depositado en el corazón de todo ser humano, como son el deseo de la paz y el respeto hacia toda la creación con cada uno de sus integrantes.