Actualmente nos encontramos en una época histórica muy especial, en que se dan cambios profundos a todos los niveles: climático, intelectual, económico, etc. ¿Por qué no tendría que haber al mismo tiempo cambios profundos a nivel de Iglesia?
Por el P. Flaviano Amatulli Valente, fmap
Instituciones caducas
En realidad, existen instituciones que de por sí ya caducaron, como son, por ejemplo, muchos capítulos catedralicios, sencillamente por falta de quórum, es decir, por falta de presbíteros suficientes. Al mismo tiempo, existen otras que tienen que caducar necesariamente, por la sencilla razón que no están de acuerdo con la Palabra de Dios, que tiene que representar la ley suprema en la Iglesia.
Todo a la luz de la Palabra de Dios
No a la luz de tal o cual Concilio Ecuménico o documento episcopal, como está pasando actualmente. O caemos en lo mismo del Antiguo Testamento, cuando se mataban a los verdaderos profetas por proclamar la necesidad de ser fieles a la Alianza.
Al contrario, los mismos Concilios Ecuménicos, los documentos episcopales, el derecho canónico, en fin, toda la realidad eclesial tiene que ser juzgada a la luz de la Palabra de Dios. Y muchas veces hay algo que no checa.
Jesús sigue siendo el Jefe de la Iglesia
Que quede bien claro: Jesús sigue siendo el Jefe de la Iglesia, que fundó (Mt 16, 18). El hecho que haya fundado una Iglesia con autoridades bien precisas, no quiere decir que con eso se haya lavado las manos de todo el asunto, dando a entender que descargaba sobre los responsables de la Iglesia toda autoridad, poder y responsabilidad.
No. Jesús sigue siendo el Jefe de la Iglesia, que fundó. Los demás son simples “servidores”, cuyo desempeño tiene que ser juzgado a la luz de la voluntad del Jefe (su Palabra).
Con eso, evidentemente, se borra todo intento de autoritarismo en la Iglesia, al quitarle todo vestigio de fundamento.
EN CONCRETO
En nuestras ediciones, existe un libro, titulado “La Iglesia Católica: ayer, hoy y mañana”. Pues bien, allá se señalan muchos aspectos que ameritan una atenta revisión en la Iglesia. Aquí queremos señalar solamente algunos, los más sobresalientes.
A) A nivel general
- Aclarar el sentido y los límites del “ex opere operato”.
- Subrayar, en la vida del feligrés, la importancia del “ex opere operantis” en orden a la eficacia de la recepción de los sacramentos.
- Separar el culto de la economía.
- Hacer de la Biblia la fuente principal de inspiración, en el ser y quehacer de cada discípulo de Cristo y la Iglesia en general.
- Garantizar a todos los feligreses los auxilios necesarios para una vida auténticamente cristiana.
- Promover el desarrollo de los carismas.
- Ver cada carisma como un servicio a la comunidad y no como un medio para tener alguna ventaja personal.
- En el ejercicio de cada carisma, sentirse como simples servidores.
- Aclarar la diferencia, que existe, entre el ecumenismo católico y el ecumenismo protestante.
- Antes que nada el testimonio; después la enseñanza.
B) En la administración de los sacramentos.
Principios generales:
- Cada sacramento tiene que representar un punto de llegada y un punto de partida en orden a una vida realmente cristiana.
- Cada sacramento tiene su papel específico en la vida del creyente.
- Tiene que coincidir la experiencia de Dios con el rito sacramental.
Cada sacramento en particular:
– Bautismo de infantes.
Reservarlo solamente para los hijos de los católicos practicantes o de plano suspenderlo. Sustituirlo con algún rito bautismal.
– Reconciliación.
Aparte de las condiciones acostumbradas, hacer hincapié en lo siguiente:
- Estar en paz con todos (Mt 5, 23ss).
- Perdonar a los que han causado algún daño (Mt 6, 14–15).
- Orar los unos por los otros para quedar interiormente curados (Stgo 6, 16).
- Hacer penitencia en orden a una auténtica conversión.
- Solidaridad con todos.
– Primera comunión.
Teoría y práctica.
Las catequistas no deben cuidar solamente la enseñanza, sino también la vivencia de la fe.
– Confirmación.
Finalidad: constituir “soldados de Cristo”, no “desertores”.
Por lo tanto, es oportuno que el obispo se reserve este sacramento solamente para gente dispuesta a prepararse y vivir seriamente el sacramento.
– Matrimonio.
Solamente para los católicos practicantes.
– Orden sagrado.
- Se trata de un servicio a la comunidad, no de un honor o privilegio para el interesado.
- Este servicio nunca tendría que faltar a una comunidad.
- Los requisitos para acceder a la ordenación en los distintos grados tendrían que ser diferentes de un lugar a otro, teniendo en cuenta la cultura de la gente.
- En todo el proceso, tendrían que intervenir los feligreses practicantes.
- No siempre se dan en la misma persona los carismas del celibato y el presbiterado. De hecho, la norma del celibato obligatorio contradice fehacientemente el dato bíblico.
- Dicha norma para los aspirantes al presbiterado y el episcopado fue establecida el año 1139 d. C. Por lo tanto, puede ser abrogada.
- Actualmente representa un grave obstáculo para la promoción vocacional y el diálogo ecuménico. De hecho, casi todos los pastores evangélicos son casados.
Observaciones generales:
a) Sería oportuno que en cada lugar, teniendo en cuenta los fondos de que dispone, hubiera agentes de pastoral con sueldo y sin sueldo.
b) Solamente los obispos pueden discernir los cambios que de hecho hay que realizar en la Iglesia (magisterio eclesiástico).
c) Un servidor está en contra de la ordenación de mujeres.
d) Mi opinión es que haya casados que se ordenen sacerdotes y vivan con su familia y célibes que se ordenen sacerdotes y vivan en comunidad.
e) No es mi intención afirmar que todos los actuales sacerdotes célibes se pueden casar.