Aquí presentamos una respuesta completa y atractiva, fiel al Magisterio y perfectamente alineada con la enseñanza reciente de la Iglesia, especialmente en el documento Mater Populi Fidelis, 2025.
1. Empezar desde lo esencial: Cristo es el único Redentor
Toda presentación sobre María debe partir de Cristo.
Él es el único Salvador (Hech 4,12) y único Mediador (1 Tim 2,5).
Esto no disminuye el papel de María, sino que le da su verdadero sentido: ella brilla con la luz de su Hijo, como la luna refleja la del sol.
Idea clave: María no añade nada a la redención, pero coopera plenamente en ella desde la fe, la obediencia y el amor.
2. Hablar de María como la “primera creyente y discípula perfecta”
Antes que Madre, María fue creyente.
Su “sí” en la Anunciación fue el comienzo humano de la redención:
“Hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38).
Ese sí la hizo colaboradora libre y amorosa en el plan de salvación.
Podemos presentarla como la primera en acoger la redención y en dejarse transformar por ella, siendo modelo de fe para todos los redimidos.
“María no redime: María cree. Pero su fe abre al mundo la puerta de la redención.”
3. Presentarla como Madre del Redentor y Madre de los redimidos
Al pie de la cruz, María se une al sacrificio de su Hijo con amor y dolor (cf. Jn 19,25).
No sustituye a Cristo, sino que participa de su entrega, como madre que ofrece y acompaña.
El Concilio Vaticano II lo expresa bellamente:
“De este modo cooperó con su amor a que naciesen los fieles en la Iglesia” (Lumen gentium 53, 58).
Frase pastoral:
“María no sube a la cruz, pero su corazón está crucificado con su Hijo.”
4. Mostrar su cooperación como signo de la cooperación de toda la Iglesia
María es el modelo de cómo cada cristiano puede colaborar con Cristo en la salvación del mundo.
Su papel no es solo único, sino también ejemplar: en ella vemos lo que la gracia puede hacer en quien se abre totalmente a Dios.
“En María, la Iglesia aprende a decir sí. En su fe, descubrimos el rostro de la Iglesia fiel, compasiva y misionera.”
5. Usar títulos bíblicos y tradicionales aprobados
En lugar de “corredentora”, el Magisterio recomienda expresiones más teológicas, bíblicas y comprensibles:
• “Madre del Redentor” (Lumen gentium 53)
• “Asociada íntimamente a la obra de Cristo”
• “Cooperadora generosa del plan de Dios”
• “Discípula fiel”
• “Mujer nueva junto al nuevo Adán”
Estos títulos mantienen el sentido profundo de su cooperación, pero subrayan que todo proviene de la gracia de Cristo.
6. Mensaje final
Podemos decir:
María es el corazón que dijo “sí” cuando Dios quiso acercarse al mundo.
Es la Madre que acompañó al Redentor y la discípula que nos enseña a seguirlo.
En ella vemos lo que Dios puede hacer cuando encuentra un alma totalmente disponible.
Frase final:
“Cristo nos redimió con su cruz; María nos enseñó cómo abrazarla con amor.”






