Por el padre Jorge Luis Zarazúa Campa, FMAP
La conversación litúrgica en la Iglesia ha vuelto a moverse. Después de meses de expectativas, el anuncio proveniente de Roma el 14 de noviembre de 2025 confirmó que el papa León XIV no derogará Traditionis Custodes, pero abrirá la puerta a dispensas más generosas, renovables cada dos años, a solicitud de los obispos.
Lejos de calmar el debate, esta decisión ha desplazado el foco:
Ya no se discute tanto si la norma será revocada, sino cómo revitalizar la liturgia que la gran mayoría de los católicos celebra cada domingo: el Rito Romano reformado, o Novus Ordo.
En este nuevo escenario, una figura que ha ganado relevancia es el arzobispo Salvatore Cordileone, conocido por su defensa apasionada de la reverencia litúrgica y de la música sacra. Sin entrar en polémicas, propone una pregunta decisiva:
¿Cómo hacer que el Novus Ordo exprese plenamente la belleza, la profundidad y la identidad del Rito Romano?
Este breve artículo recoge y desarrolla sus principales intuiciones desde una perspectiva pastoral y divulgativa.
⸻
1. Del conflicto a la construcción: un nuevo punto de partida
Monseñor Cordileone reconoce la sensibilidad que rodea la Misa en latín tradicional, pero evita verla como una batalla que deba librarse o una amenaza que deba frenarse. Más bien, advierte que la atención pastoral debe dirigirse hacia donde viven la fe la mayoría de los católicos:
las parroquias que celebran la Misa según los libros litúrgicos del Concilio Vaticano II.
Lejos de proponer rupturas o revoluciones, plantea un camino de maduración, donde el amor por la tradición se convierte en motor de renovación.
⸻
2. La visión genuina del Vaticano II: continuidad y plenitud
Un punto clave en la reflexión del arzobispo es recuperar lo que realmente quiso el Concilio:
• Que los fieles participen plena, consciente y activamente (Sacrosanctum Concilium 14).
• Que la lengua latina y el canto gregoriano conserven su «lugar de honor» en la liturgia (SC 36 y 116).
• Que la música esté al servicio del rito, nunca del gusto subjetivo.
Monseñor Cordileone insiste en que no hemos aplicado toda la visión conciliar.
Se trabajó con fuerza la inteligibilidad y la accesibilidad —lo cual es bueno—, pero muchas veces se descuidaron la solemnidad, la continuidad y la belleza que el Concilio consideraba esenciales.
Para él, la crisis litúrgica no se debe al Concilio, sino a una aplicación incompleta del Concilio.
⸻
3. Catedrales y parroquias: referentes de belleza
El arzobispo subraya el papel decisivo de las catedrales. Lo que allí se celebra se convierte en modelo para toda una diócesis: lecturas cuidadosas, silencios bien colocados, música que respeta el rito, ministros preparados, vestimenta digna, movimientos sobrios y un sentido palpable de lo sagrado.
Cuando la catedral celebra bien, la parroquia aprende a celebrar mejor.
⸻
4. El canto que reeduca el corazón
Monseñor Cordileone vuelve una y otra vez al tema de la música sacra.
Propone retomar el folleto Jubilate Deo, que Pablo VI regaló a la Iglesia con un repertorio básico de cantos gregorianos accesibles para cualquier comunidad.
¿Por qué?
Porque el canto gregoriano, junto con la polifonía y la himnografía tradicional, no es nostalgia, sino un tesoro que forma la sensibilidad espiritual del pueblo de Dios.
Su propuesta es sencilla y gradual:
• Comenzar por el Sanctus y el Agnus Dei.
• Incorporar luego el Gloria, el Pater Noster y algunos cantos marianos.
• Acompañar todo con catequesis para evitar confusiones o resistencias.
Lejos de imponer todo en latín, Monseñor Cordileone sostiene un “tanto y tanto” católico: liturgia principalmente en lengua vernácula, enriquecida por el latín en momentos clave, como parte de una pedagogía hacia lo sagrado.
⸻
5. El ars celebrandi: cuando el sacerdote ayuda a creer
El arzobispo recuerda que el sacerdote es visible icono de Cristo, no un animador ni un improvisador. Su modo de pronunciar, moverse, guardar silencio y manejar los signos sagrados enseña más que mil homilías.
Cuando el sacerdote celebra con recogimiento, los fieles aprenden a orar.
Cuando improvisa, la liturgia pierde su fuerza pedagógica.
⸻
6. Orientación litúrgica: menos ideología, más misterio
Monseñor Cordileone aborda con serenidad el tema del ad orientem y el versus populum.
Ambas posturas están permitidas.
La pregunta no debería ser cuál “campo” gana, sino:
¿Qué postura expresa mejor el misterio pascual en este espacio concreto?
Hay iglesias que arquitectónicamente invitan a mirar juntos hacia el ábside.
Otras resaltan la dimensión de la mesa del Señor y la asamblea reunida.
El arzobispo pide evitar absolutismos y recuperar la libertad que la Iglesia ya ofrece.
⸻
7. Ministerios bien formados: lectores, acólitos, músicos
Para que la renovación sea real, el arzobispo destaca tres ejes formativos:
• Lectores capaces de proclamar la Palabra con claridad y sentido espiritual.
• Acólitos que comprendan su ministerio en relación con el altar.
• Músicos que sirvan al rito, no a la estética personal o al entretenimiento.
También recuerda la importancia de la preparación bíblica, el silencio antes de la Misa y la modestia en la vestimenta litúrgica.
⸻
8. Paciencia pastoral: la clave para evitar divisiones
Monseñor Cordileone insiste en que ningún cambio litúrgico funciona sin catequesis.
No se puede introducir de golpe un ordinario en latín en una parroquia que nunca ha escuchado uno. Ni cambiar la orientación sin explicar teológicamente el porqué.
Explicar, acompañar, escuchar: esa es la vía.
⸻
9. Un realismo pastoral frente a la nueva situación
Dado que el Novus Ordo seguirá siendo la forma ordinaria del Rito Romano, y que la Misa Tradicional se ve cada vez más restringida, Monseñor Cordileone considera que tiene más fruto invertir energía en renovar lo que sí se celebra cada semana.
Esta renovación —musical, catequética, ritual— puede transformar profundamente la vida parroquial, incluso dentro de las normas actuales.
Para él, la renovación litúrgica no vendrá de cambiar las leyes,
sino de celebrar mejor lo que la Iglesia ya nos da.
⸻
10. El objetivo final: redescubrir el corazón eucarístico de la Iglesia
Cuando la liturgia es fiel a la visión del Concilio y al legado del Rito Romano:
• la belleza conduce a la adoración,
• la música conduce al silencio interior,
• los gestos transparentan el misterio,
• y la comunidad redescubre que la Eucaristía no es un evento, sino
el corazón sacramental que nos une en Cristo.
Monseñor Cordileone cree que, si la Iglesia abraza con serenidad este camino, el Novus Ordo puede convertirse en una fuente de santidad para nuestro tiempo, una liturgia donde lo mejor de la tradición y lo mejor de la reforma se encuentren en una armonía verdaderamente católica.





