Discernimiento y orientación para los fieles
En los últimos años, se ha difundido en redes sociales —sobre todo por cadenas de WhatsApp y Facebook— una propuesta llamada “Hospedaje de Ángeles y Arcángeles”. Se invita a preparar un altar doméstico, recibir durante siete días a tres “arcángeles” (Jofiel, Zadquiel y Chamuel) y, al final, “enviarlos” a otros hogares. Aunque se presente como una devoción piadosa, no pertenece a la tradición católica y puede convertirse en una forma de superstición.
1. Origen y características de la práctica
Investigaciones periodísticas y testimonios pastorales han documentado que esta cadena surgió en Europa a inicios de los años 2000 y se ha mezclado con elementos de la Nueva Era: velas, inciensos, invocación de “energías positivas” y transmisión del rito a otras personas.
• Catholic.net advierte que “no es una devoción cristiana, pues omite la referencia explícita a Dios y a Cristo, y se basa en elementos energéticos y mágicos” (Catholic.net, Una nueva cadena sobre los ángeles, 2019).
2. La enseñanza de la Iglesia
La fe católica reconoce y venera a los ángeles como mensajeros de Dios. Sin embargo, el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 2111) enseña que la superstición —atribuir eficacia mágica a ritos o fórmulas— es contraria al Primer Mandamiento.
En la Sagrada Escritura solo se nombran tres arcángeles: Miguel, Gabriel y Rafael (cf. Dn 10,13; Lc 1,26; Tob 12,15). Nombres como Jofiel, Zadquiel o Chamuel provienen de escritos apócrifos o corrientes esotéricas, y la Iglesia no los reconoce como parte de la Revelación.
El apóstol san Pablo advirtió: “Que nadie los prive del premio afectando humildad y dando culto a los ángeles” (Col 2,18). Esta exhortación, interpretada por los Padres de la Iglesia, señala el peligro de desplazar a Cristo del centro de la vida espiritual.
3. Riesgos y desviaciones frecuentes
Aunque pueda haber personas de buena fe, esta práctica presenta elementos preocupantes:
• Ausencia de Cristo y de la Cruz: los manuales más difundidos omiten invocaciones cristianas esenciales.
• Lenguaje de “energías” y “elementos del universo”: típico de la Nueva Era.
• Cadena obligatoria: se pide “pasar” el hospedaje a otros, recordando supersticiones de “buena suerte”.
Estas características pueden desviar la fe al centrar la confianza en ritos o entidades no reveladas.
4. Orientación para los fieles
Quienes hayan participado por desconocimiento no deben angustiarse, pero sí reorientar su devoción:
- Confesión y oración: presentar a Dios, en el sacramento de la reconciliación, cualquier acto de superstición.
- Retirar objetos usados para el rito, sin miedo ni dramatismo.
- Formación en la fe: conocer la enseñanza de la Iglesia sobre los ángeles (Catecismo nn. 328-336).
Los católicos no necesitamos “hospedar” ángeles para recibir su ayuda. Dios mismo ha encomendado a cada persona un ángel custodio (cf. Mt 18,10), y contamos con la intercesión segura de San Miguel, San Gabriel y San Rafael.
5. La verdadera visita que importa
El papa Francisco lo recuerda con sencillez: “Jesús es el amigo que no falla, que está en la puerta y llama para entrar en nuestra casa” (Homilía en Santa Marta, 2013).
Abrir el corazón a Cristo en la Eucaristía y en la oración diaria es el único “hospedaje” que transforma la vida.
En síntesis:
El “Hospedaje de Ángeles y Arcángeles” es una práctica sin base bíblica ni respaldo eclesial. Aunque muchos la sigan con buena intención, la Iglesia invita a los fieles a centrar su confianza en Dios y en los medios de gracia que Él mismo ha establecido: la oración, los sacramentos y la auténtica devoción a los ángeles que la Revelación nos da a conocer.