Veamos lo que dice San Pablo a San Timoteo sobre la Iglesia:

“Pero si me demoro, para que sepas cómo debes portarte en la Casa de Dios, que es la Iglesia del Dios vivo, columna y fundamento de la verdad” (1Tim 3,15).

  1. La Iglesia es la Casa de Dios, es la morada puesta por el Señor Jesús entre nosotros (Cfr. Jn 1, 14 BJ).
  2. Es columna.
  3. y fundamento de la verdad.

Veamos estas afirmaciones eclesiológicas del apóstol San Pablo:

“Dios, colocó todo bajo sus pies, y lo constituyó Cabeza de la Iglesia. Ella es su cuerpo y en ella despliega su plenitud el que lo llena todo en todos” (Ef 1,22-23).

Esto es, Cristo es Cabeza de la Iglesia; por tanto, ella es su Cuerpo, el Cuerpo místico de Cristo. Y en ella el Señor Jesús despliega su plenitud. La Biblia de Jerusalén señala que la Iglesia es “la Plenitud del que lo llena todo en todo”.

La Biblia Latinoamericana así traduce Ef 3, 10:

“En adelante los poderes y autoridades del mundo de arriba podrán descubrir, mirando a la Iglesia, los más diversos aspectos de la sabiduría de Dios (Ef 3,10).

En efecto, San Pablo subraya la necesidad de la Iglesia en orden a conocer la sabiduría de Dios. Otras traducciones del texto sagrado, como la Biblia de Jerusalén, enfatizan que es “mediante la Iglesia” que se tiene acceso a esta sabiduría divina.

Nuestros hermanos separados dicen que no es necesaria la Iglesia; dicen que teniendo la Biblia lo tenemos todo. Pues bien, la Biblia contiene la verdad, pero no es garantía de la verdad, porque todos los protestantes traen la Biblia y al mismo tiempo todos tienen diferentes doctrinas, doctrinas que se contradicen entre ellos.

En este sentido es útil tener presentes las palabras de San Pedro, el primer Papa, que nos dice lo siguiente:

“Hay en ellas (en las cartas de San Pablo) algunos puntos difíciles de entender, que los ignorantes y poco firmes en la fe interpretan torcidamente para su propio daño, como hacen también con las demás Escrituras” (2Pe 3, 16).

Estando así las cosas, ¿cómo puedo yo saber quién dice la verdad, si todos se contradicen? La contradicción es prueba de falsedad. ¡Hasta los criminales procuran no contradecirse! Si se contradicen entre ellos, es prueba de que están mintiendo.

Por lo tanto, el que cree en Cristo, debe aceptar su Iglesia.

Concluimos con estas palabras del Concilio Ecuménico Vaticano II:El santo Sínodo […] «basado en la sagrada Escritura y en la Tradición, enseña que esta Iglesia peregrina es necesaria para la salvación. Cristo, en efecto, es el único Mediador y camino de salvación que se nos hace presente en su Cuerpo, en la Iglesia. Él, al inculcar con palabras, bien explícitas, la necesidad de la fe y del bautismo, confirmó al mismo tiempo la necesidad de la Iglesia, en la que entran los hombres por el Bautismo como por una puerta. Por eso, no podrían salvarse los que sabiendo que Dios fundó, por medio de Jesucristo, la Iglesia católica como necesaria para la salvación, sin embargo, no hubiesen querido entrar o perseverar en ella» (LG 14).