Miércoles 21 de Septiembre de 2005
Política
Brasil

Las autoridades electorales registraron oficialmente en agosto pasado al Partido Municipalista Renovador (PMR), formación creada por diputados que son pastores del grupo cristiano y que quedó habilitada para presentar candidatos a las elecciones generales de octubre de 2006.


»No se trata del partido de la Iglesia Universal, porque aceptará personas de otras religiones, pero sí de una formación que apoyará el ideario de la Iglesia, especialmente en lo que se refiere a la defensa de las buenas costumbres, la familia y la moral», dijo hoy a EFE el diputado y pastor Jorge Pinheiro.

»El partido será autónomo con relación a la Iglesia a pesar de que quienes lo impulsamos somos pastores de la Iglesia», agregó.

Pinheiro, coordinador de las actividades políticas del grupo protestante en Brasilia y miembro del conservador Partido Liberal (PL), dijo que la nueva formación podrá agrupar en un futuro a los 22 diputados y al senador que actualmente defienden los intereses de la Iglesia Universal en el Congreso.

Aclaró, sin embargo, que no todos los parlamentarios de la Iglesia se pasarán al nuevo partido inmediatamente, debido a que la naciente formación no tendrá derecho a espacios electorales en emisoras de radio y televisión y otras ventajas en los comicios del próximo año, lo que puede perjudicar a algunos candidatos.

»Decidimos crear una formación propia debido a que hasta hace poco tiempo éramos discriminados y los partidos nos ponían trabas.Nos negaban el derecho a disputar cargos electivos. El PMR nos permitirá lanzar más candidatos», afirmó.

La alegada discriminación no impidió que 22 pastores de la Iglesia fueran elegidos diputados federales y 45 diputados regionales en las elecciones de 2002 como miembros de diferentes formaciones, principalmente el PL, importante aliado del gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

La llamada »bancada» (grupo parlamentario) de la Iglesia Universal, considerada la octava mayor del país, creció al ritmo del lema impartido en los templos según el cual »hermano vota en hermano».

La misma discriminación alegada fue la que justificó la decisión de la Iglesia de invertir en la adquisición de una red nacional de televisión, numerosas radios, periódicos y revistas.

»La religión dominante estaba usando los medios de comunicación para frenar el crecimiento de los evangélicos y nosotros éramos discriminados por la prensa. Tuvimos que reaccionar y montar una máquina para desmontar esos prejuicios», según el »obispo» Carlos Rodrigues, que la semana pasada renunció al mandato de diputado debido a un escándalo de corrupción.

A esa »máquina» es atribuida en parte el crecimiento de un grupo cristiano fundado el 9 de julio de 1977 en una fábrica abandonada de Río de Janeiro por el »obispo» Edir Macedo, máximo líder de la Iglesia Universal y tío del senador Marcelo Crivella.

La Iglesia Universal, propietaria de diferentes negocios en el país, dice tener ocho millones de seguidores y 10.000 templos en todo Brasil, así como otros tres millones de fieles en los 90 países a los que llegó gracias a una expansión que comenzó en 1980 por Estados Unidos.

El avance de la Iglesia Universal, así como de los otros grupos evangélicos, se ha producido en apenas dos décadas en un país que aún es el de mayor número de católicos en todo el mundo.

Los católicos, que en 1980 representaban el 88 por ciento de la población, pasaron a ser el 73,8 por ciento (124,9 millones) en 2000, según los censos de ambos años.

Los evangélicos, por su parte, apenas representaban el 6,6 por ciento de la población en 1980 y dos décadas después pasaron a ser el 15,4 por ciento de la población (26,2 millones).

Pese a la insistencia de los fundadores del nuevo partido en que no serán sectarios ni fundamentalistas, su creación preocupa a otros grupos evangélicos y a la propia Iglesia Católica.

El diputado y pastor Reinaldo Santos e Silva, dirigente del Partido Laborista Brasileño y miembro de la Asamblea de Dios, asegura que el nuevo partido dividirá al grupo parlamentario evangélico en la Cámara Baja, con 61 miembros, que hasta ahora ha actuado unido.