PREGUNTAS Y RESPUESTAS SOBRE LA BIBLIA
Por el P. RAYMOND E. BROWN
No me referiré aquí a las versiones que se han hecho o se están haciendo a otros idiomas ibéricos (catalán, portugués, gallego, euskera). Me centraré solo en las versiones castellanas. También omitiré las bellas traducciones medievales (del siglo XIII al XVI), realizadas por judíos sefarditas y cristianos, y las traducciones de la Vulgata latina, hechas por F. Scio (1790-1793) y por F. Torres Amat (1823-1825), para enfocarme solo en las traducciones al castellano a partir de los textos originales.
La primera traducción completa fue la de E. Nácar y A. Colunga, Sagrada Biblia (BAC 1, Madrid 1944), en buen castellano y fiel al original. Puede ser utilizada aún con provecho, aunque necesitaría una revisión y adaptación. Poco después apareció la de J. M. Bover y F. Cantera, Sagrada Biblia (BAC 25/26, Madrid 1947), más literal que la anterior, pero de lectura más difícil. Después de seis ediciones, fue totalmente revisada y ampliada por un equipo bajo la dirección de F. Cantera y M. Iglesias, Sagrada Biblia (BAC Maior 10, Madrid 1975). Exegética y literariamente, es la mejor traducción actual, tanto por su fidelidad al original como por sus introducciones y notas. Es imprescindible para los estudiantes de teología y Biblia y deben utilizarla todos los que quieran acercarse lo más posible al texto en sí.
En línea pastoral existen, al menos, cuatro buenas traducciones. La más utilizada sigue siendo la Biblia de Jerusalén (DDB, Bilbao 1967), traducida de los originales por un equipo dirigido por J. A. Ubieta, a partir de la versión francesa, con buenas introducciones y notas de los investigadores de la Ecole Biblique de Jerusalén. Las últimas ediciones (desde 1975) han sido mejoradas, aunque se sigue notando la diferencia entre unos libros y otros. La utilizan muchos grupos de oración y estudio popular de la Escritura. Acaba de aparecer La Biblia, publicada por varias editoriales (Sigúeme, Atenas, PPC, EVD), bajo la dirección de La Casa de la Biblia (Madrid 1992). Es muy comprensible, de fácil lectura, más pastoral que literal, exacta en algunos libros, irregular y acomodaticia en otros. Probablemente se irá imponiendo en los grupos de oración y acción pastoral. De Argentina (sustituyendo con éxito a la antigua traducción de J. Staubinger, Buenos Aires 1948-1951) nos llega El Libro del Pueblo de Dios (Fundación Palabra y Vida, Buenos Aires 1980), en buen castellano, con notas de tipo pastoral. Finalmente, debemos citar la Biblia Latinoamericana, traducida bajo la dirección de B. Hurault y R. Ricciardi, que sigue siendo muy útil para quienes quieran entender la palabra de Dios en un contexto latinoamericano. Las dos versiones españolas (Biblia de Jerusalén y Biblia de la Casa de la Biblia) han hecho ediciones con numerosas adaptaciones en lenguaje y formato para América Latina.
En perspectiva protestante, sigue siendo fundamental la traducción de C. de la Reina y C. de Valera (1569), fiel al original, en bellísimo castellano, adaptada por las comunidades evangélicas. A veces incluye los deuterocanónicos, otras no, según los destinatarios. En línea ecuménica es importante la edición interconfesional, Santa Biblia. Dios habla hoy (Sociedades Bíblicas Unidas y Ed. Claret, Madrid 1994), con lenguaje popular, adaptado a católicos y protestantes. De más envergadura es La Biblia interconfesional. Nuevo Testamento (BAC, Casa de la Biblia, Sociedades Bíblicas Unidas, Madrid 1978), realizada por un equipo católico-protestante. Desgraciadamente, no ha tenido la difusión que se merecía, quizá porque no se ha hecho aún la traducción del Antiguo Testamento.
Hay, finalmente, otras traducciones que no han tenido tanta difusión. Citamos, solo a modo de ejemplo: R. Franquesa y J. M. Solé, Sagrada Biblia (Regina, Barcelona 1970); S. de Ausejo, La Biblia (Herder, Barcelona 1976); E. Martín Nieto, La Santa Biblia (Paulinas, Madrid 1970).
Da la impresión de que estas últimas traducciones se mantienen todavía más por el deseo de prestigio de las respectivas editoriales (que desean tener una traducción propia de la Escritura) que por la novedad que aportan en el panorama bíblico español.