cristoCon la fecha 11 de noviembre del año 2012, el Santo Padre Benedicto XVI publicó una carta apostólica en forma de motu proprio sobre el servicio de la caridad.

Me ha llamado la atención por algunos aspectos que enunciaré a continuación.

 

La triple tarea de la Iglesia

Citando su carta encíclica Deus caritas est, Benedicto XVI nos recuerda la triple tarea encomendada a la Iglesia.

«La naturaleza íntima de la Iglesia se expresa en una triple tarea: anuncio de la Palabra de Dios (kerygma-martyria), celebración de los Sacramentos (leiturgia) y servicio de la caridad (diakonia). Son tareas que se implican mutuamente y no pueden separarse una de otra» (Carta enc. Deus caritas est, 25).

 

Es el drama de nuestro tiempo, puesto que hay un notable desequilibrio en el ejercicio del ministerio: se privilegia la administración de los sacramentos y se descuida el anuncio de la Palabra y el servicio de la caridad, que implica una atención personalizada a las necesidades espirituales y materiales de nuestros feligreses. Ojalá que este recordatorio del Papa nos ayude a equilibrar estas tres tareas que forman parte de la naturaleza íntima de la Iglesia.

 

Un nuevo marco normativo

Por otra parte, con este Motu Propio, el Papa busca “proporcionar un marco normativo orgánico que sirva para ordenar mejor, en líneas generales, las distintas formas eclesiales organizadas del servicio de la caridad, que está estrechamente vinculada a la naturaleza diaconal de la Iglesia y del ministerio episcopal”.

Estas nuevas normativas componen 15 artículos, que entraron en vigor el 10 de diciembre, tendrán consecuencias importantes en toda la Iglesia.

 

Posibles aplicaciones

Aunque esta normativa se refiere más a las distintas iniciativas y organizaciones católicas al servicio de la caridad, puede darnos abundante luz en otros ámbitos eclesiales, especialmente los que se refieren a la captación de recursos económicos en los seminarios, parroquias y otras instancias eclesiásticas.

 

Iniciativas y métodos contrarios a las enseñanzas de la Iglesia

Echemos un vistazo al Art. 9 § 3, que dice lo siguiente:

 

Es un deber del Obispo diocesano y de los respectivos párrocos evitar que en esta materia se induzca a error o malentendidos a los fieles, por lo que deben impedir que a través de las estructuras parroquiales o diocesanas se haga publicidad de iniciativas que, aunque se presenten con finalidades de caridad, propongan opciones o métodos contrarios a las enseñanzas de la Iglesia.

 

Considero que se favorecen los malentendidos y se induce a error a los feligreses cuando los sacerdotes permiten, o ellos mismos propician, que en sus parroquias y comunidades se organicen bailes, peleas, borracheras y todo lo que se le parece; sobre todo con el fin de “llevar la fiesta en paz” con sus feligreses o para ayudar a los intereses económicos del párroco o la parroquia.

No hay que extrañarse de que al recibir los sacramentos o sacramentales, los feligreses vean como lo más normal “celebrar” en un contexto de borrachera. Ese es el marco en que, generalmente, se celebra la Fiesta patronal, mirando el aspecto económico y descuidando la vivencia de la fe y la evangelización.

 

Atención al origen de los recursos

En relación al origen de los recursos, el Papa señala lo siguiente en el Art. 10. § 3.

 

En particular, el Obispo diocesano debe evitar que los organismos de caridad sujetos a su cargo reciban financiación de entidades o instituciones que persiguen fines en contraste con la doctrina de la Iglesia. Análogamente, para no dar escándalo a los fieles, el Obispo diocesano debe evitar que dichos organismos caritativos acepten contribuciones para iniciativas que, por sus fines o por los medios para alcanzarlos, no estén de acuerdo con la doctrina de la Iglesia.

 

Conclusión

Como puede verse fácilmente, el Santo Padre nos invita a seguir en toda actividad eclesial los principios católicos. No podemos realizar actividades contrarias a la enseñanza de la Iglesia ni recibir donativos de personas e instituciones cuyos medios y fines no estén de acuerdo con la doctrina de la Iglesia.

 

P. Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap