Reflexión sobre la ecología integral y el cuidado de la casa común
Introducción
En mayo de 2015, el Papa Francisco nos regaló una de las encíclicas más audaces y proféticas del siglo XXI: Laudato Si’. Inspirada en el cántico de san Francisco de Asís, esta carta no se dirige solo a los católicos, sino a toda la humanidad, convocándonos a una profunda conversión ecológica que brota del Evangelio.
Diez años después, Laudato Si’ no ha perdido vigencia; al contrario, sus advertencias y esperanzas resuenan con más fuerza ante el agravamiento de la crisis climática, el deterioro ambiental, la pérdida de biodiversidad, la pobreza y la cultura del descarte. Este ensayo teológico-pastoral quiere releer su mensaje a la luz de los desafíos actuales y renovar el compromiso cristiano con la creación y con los pobres.
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I. Fundamento teológico: La creación como don y vocación
Laudato Si’ parte de una convicción profundamente bíblica: la creación es obra amorosa de Dios y refleja su gloria. “Dios vio que todo lo que había hecho era muy bueno” (Gn 1,31). La naturaleza no es un simple recurso utilizable, sino un regalo confiado al ser humano para cultivarlo y custodiarlo (cf. Gn 2,15).
El Papa Francisco denuncia una visión distorsionada del ser humano como dueño absoluto de la tierra, que ha llevado al abuso, la explotación y la indiferencia. Frente a esto, propone una ecología integral que reconoce la interconexión de todos los seres y la responsabilidad moral del ser humano como administrador y no propietario.
“Todo está conectado” (Laudato Si’, 91).
“El mundo es algo más que un problema que hay que resolver; es un misterio gozoso que contemplamos con alabanza y gratitud” (LS, 12).
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II. Conversión ecológica: una llamada al corazón
La ecología integral no es solo un enfoque técnico, sino una dimensión espiritual y ética. El Papa propone una conversión ecológica, que transforme la manera en que nos relacionamos con Dios, con los demás y con la creación.
Este proceso implica:
• Redescubrir la sobriedad evangélica como estilo de vida (cf. Mt 6,25-34).
• Cultivar una espiritualidad de gratitud, alabanza y cuidado.
• Reconocer el pecado ecológico: cuando contaminamos, derrochamos, excluimos o ignoramos el sufrimiento de la tierra y de los pobres, estamos fallando en el amor a Dios y al prójimo (cf. Mt 25,40).
“El deterioro del ambiente y el de la sociedad afectan de modo especial a los más débiles del planeta” (LS, 48).
“No habrá una nueva relación con la naturaleza sin un nuevo ser humano” (LS, 118).
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III. Una espiritualidad del cuidado: contemplar, agradecer, proteger
Laudato Si’ invita a recuperar una espiritualidad profundamente cristiana: la del cuidado. Cuidar no es solo proteger la naturaleza, sino vivir relaciones justas, tiernas y responsables con todo lo creado, en comunión con el Creador.
Desde esta espiritualidad:
• La contemplación de la creación se convierte en oración (cf. Sal 8, Sal 104).
• La austeridad se vuelve alegría compartida.
• El estilo de Jesús —pobre, servidor, cercano a la tierra— inspira una nueva manera de habitar el mundo.
Esta espiritualidad se nutre en la Eucaristía, que es, como dice el Papa, “acto de amor cósmico” (LS, 236). En cada misa, la creación entera se une al sacrificio redentor de Cristo.
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IV. Implicaciones pastorales: comunidades que siembran esperanza
La recepción de Laudato Si’ en las comunidades cristianas ha sido diversa. Pero diez años después, es urgente intensificar su aplicación concreta:
• Formación y catequesis: Integrar la ecología integral en la educación cristiana, mostrando que cuidar la tierra es una expresión de la fe.
• Conversión parroquial: Parroquias verdes, sostenibles, solidarias, que promuevan acciones concretas (reciclaje, ahorro energético, consumo responsable).
• Opción por los pobres: Escuchar el grito de la tierra y el grito de los pobres es inseparable (cf. LS, 49). El cuidado del ambiente debe ir unido al compromiso con la justicia social.
• Oración y celebración: Incorporar intenciones, vigilias, tiempos litúrgicos (como el Tiempo de la Creación) que ayuden a vivir la espiritualidad del cuidado.
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V. Diez años después: desafíos y esperanzas
En octubre de 2023, el Papa Francisco publicó la exhortación apostólica Laudate Deum, que actualiza el llamado de Laudato Si’ frente al avance del cambio climático. En ella, reafirma que no hay tiempo que perder y llama a una acción global, dialogada y comprometida.
“Laudato Si’ fue una llamada. Laudate Deum es una alarma”, dijo Francisco.
A diez años, la Iglesia está llamada a liderar con el ejemplo, mostrando que otro estilo de vida es posible, donde el Evangelio se encarna en gestos concretos de amor a la creación, justicia hacia los pobres y esperanza para las futuras generaciones.
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Conclusión: Hacia una Iglesia samaritana y ecológica
La celebración del décimo aniversario de Laudato Si’ es una oportunidad providencial para renovar el compromiso eclesial con la ecología integral. Frente a una cultura del descarte, el cristianismo ofrece la cultura del cuidado. Frente a la tecnocracia sin alma, propone la sabiduría de la fraternidad universal.
Una Iglesia que canta con san Francisco:
“Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta y gobierna”.
Una Iglesia que ora, actúa y anuncia:
“La creación entera gime con dolores de parto” (Rm 8,22),
pero también espera la manifestación gloriosa de los hijos de Dios que se levantan para restaurarla.