Un tiempo de gracia
Nuestros ejercicios espirituales
Estimados hermanos y hermanas:
El Instituto Misionero y la Fraternidad Misionera hemos vivido un tiempo de gracia en nuestros ejercicios espirituales, que vivimos del 18 al 24 de diciembre pasado. El calor de Acapulco y las charlas y dinámicas de nuestro Padre Fundador nos han calentado el corazón. El gozo de ver caras conocidas y descubrir rostros nuevos. El bullicio de la fiesta.
Las hermanas llegaron entre el 17 y el 18 de diciembre. Los miembros de la Fraternidad arribamos el 18 de diciembre por la tarde. Las santas hermanas nos esperaban con un rico pescado. El gozo del agua fresca para mitigar el calor de Guerrero. La alegría del encuentro. La conciencia de vivir una nueva etapa…
Los días de nuestro encuentro fueron días de reflexión personal y comunitaria, de compartir experiencias sobre nuestras alegrías y nuestras pruebas, a la luz de la Palabra de Dios y las reflexiones de P. Amatulli. En lo personal me impactó el clima de apertura que noté en cada participante. Si en las primeras dinámicas iniciamos diciendo sólo lo indispensable, a medida que avanzamos el compartir experiencias creció en intensidad y profundidad.
La primera charla de P. Amatulli fue el mismo día de nuestra llegada, a las cinco de la tarde, después de un baño reparador y refrescante. ¿El tema?: Fue la siguiente pregunta: «¿Con qué actitud te pones ante la verdad? ¿Con una actitud abierta o cerrada?»
Nos habló del santuario de la conciencia, donde nadie tiene derecho a entrar a la fuerza. De la delicadeza con que tiene que darse el diálogo, de la importancia de estimular y favorecer la apertura, sin exigirla o provocarla. Todo esto, afortunadamente, aparecerá en la próxima edición de nuestro folleto Comunidades «Palabra y Vida» y P. Amatulli lo explica brevemente en la Circular 14, dirigida a toda nuestra Familia Misionera. Así que todos tendremos la oportunidad de saborearlo de primera mano, de la propia pluma de nuestro Fundador.
Además, el Padre nos habló del profeta y del don que éste tiene de captar lo que ocurre en cada persona y en la comunidad, y de decir la palabra oportuna y hacer el gesto adecuado; un don que nos puede permitir leer los signos de los tiempos.
Nos presentó también el heroísmo de la vida cristiana, expresado en las Bienaventuranzas. Un camino difícil, en el que puede ayudarnos el ejemplo de los héroes de la fe. En este contexto nos presentó Eclo 44 al 50, donde el escritor sagrado muestra a los grandes personajes del Antiguo Testamento, insistiendo en la figura de Elías, Abraham y Moisés. Nos ayudó a reflexionar Hb 11, que presenta los modelos de fe en la historia de la salvación. Esto lo profundizamos en una dinámica: ¿Cuáles son los personajes bíblicos que más te han impactado y han marcado más tu vida de fe?
Todo giró en torno a la liturgia. Cada mañana se celebró la Santa Misa junto con Laudes, donde podíamos compartir, reflexionar y nutrirnos con la Palabra de Dios y las ricas enseñanzas de nuestro Padre fundador. Las otras horas litúrgicas también marcaban el ritmo de nuestra reflexión. El rezo del Santo Rosario fue una experiencia bellísima, sobre todo para mí, puesto que los últimos meses lo hemos rezado en otros idiomas, excepto en español. Volver a saborear la cadencia del Padre nuestro y del Ave María en la lengua de Cervantes fue una verdadera delicia.
Como ven, se trato de unos verdaderos ejercicios espirituales, donde la oración y la reflexión personal ocuparon un lugar importante. Me dio mucho gusto ver el recogimiento y la seriedad con que todos aprovechamos los distintos momentos. Poca dispersión.
Claro que también pudimos disfrutar de las charlas y reflexiones con que nos ayudaron el P. Octavio Díaz Villagrana y la Hna. Magdalena Gamboa Pacheco. El P. Octavio nos ayudó a comprender mejor los dones del Espíritu y el papel tan fundamental que tienen en la vida cristiana. El texto base fue Is 11, donde se nos presenta al Mesías lleno del Espíritu. Una dinámica muy interesante que el P. Octavio compartió con nosotros fue la de motivarnos a escribir una carta a alguien, imitando el estilo de San Bernardo, que exhorta a la Santísima Virgen María a aceptar la propuesta del Padre. La homilía que inspira esta dinámica está en el oficio de lectura del 20 de diciembre y se titula «Todo el mundo espera la respuesta de María».
La Hna. Magdalena nos compartió temas muy interesantes por sus implicaciones prácticas: «Comunión espiritual y fraternidad espiritual» y nos ayudó a reflexionar sobre los grados de humildad, teniendo como modelo a la Santísima Virgen María.
En este ambiente de fiesta vivimos dos momentos especiales: el 24 de diciembre por la mañana recibieron el lectorado seis hermanos de la Fraternidad Misionera: Ahymilec, Iván René, Jaime José, Robin Antonio, Ernesto Luis y José. Según la venerable tradición de nuestro Padre fundador, los hermanos nos explicaron en qué consiste este ministerio y respondieron algunas preguntas sobre el ejercicio de este ministerio y su relación con el carisma de nuestra familia misionera.
Ese mismo día, por la noche, se vivió el juramento en la Fraternidad Misionera del ahora P.D. Ramiro Albiter Albiter y la consagración perpetua de la Hna. Juanita Pérez. La Eucaristía fue una experiencia única porque pudimos escuchar experiencias y palabras de algunos hermanos que tuvieron algo que ver con la vocación de Ramiro y Juanita. Destacó la experiencia del hermano Aurelio, que recibió la formación con el Ramiro y que dio a conocer nuestro carisma a la Hna. Juanita.
Después de la Santa Misa vino la cena navideña y el intercambio de regalos según la conocida dinámica del «amigo secreto». Todo en un ambiente de fiesta donde se cantó y se rompieron piñatas.
Después de estos días vivimos una serie de dinámicas, que nos permitieron conocernos más. La dinámica principal consintió en escribir preguntas a alguien sobre algún aspecto que quisiéramos conocer. Nos permitió conocer múltiples experiencias, desconocidas para muchos. Todo esto mientras nos preparábamos para otro momento especial: la ordenación diaconal del Hno. Ramiro. Esta se realizó el día 27 de diciembre. Fue una ceremonia que todos vivimos intensamente. A las doce del mediodía inició este hermoso momento, presidido por Su Excelencia Mons. Felipe Aguirre Franco, arzobispo de Acapulco.
La serenidad en el rostro del Hno. Ramiro fue algo que llamó la atención a todos. Esa profunda paz de alguien que se entrega plenamente al Señor. A la Casa del Apóstol llegaron los familiares del P. D. Ramiro y muchos de los miembros de nuestra Familia Misionera, además de amigos y simpatizantes.
La Santa Misa y el Rito de la Ordenación Diaconal fueron momentos muy intensos. Un momento significativo fue cuando los papás del Hno. Ramiro manifestaron la donación que hacían de su hijo para el servicio de la Iglesia. La homilía fue un momento muy especial, porque se notó la cercanía de Mons. Felipe Aguirre a nuestra Familia Misionera, su aprecio por nuestro Fundador y por el carisma misionero que nos caracteriza. Durante la ceremonia se notó la belleza del rito de ordenación diaconal, la postración, el solemne canto de la letanía de los Santos…
El día de los santos inocentes tuvimos un merecido paseo en la playa, donde pudimos reparar fuerzas, conversar y pasar un rato de agradable esparcimiento y convivencia fraterna.
Después de este merecido descanso siguió la reunión donde pudimos evaluar nuestros proyectos pastorales y el aspecto vocacional. Algunos momentos los vivimos juntos la Fraternidad Misionera y el Instituto Misionero y otros momentos los hicimos por separado. En la Fraternidad Misionera se aprovechó para planear la misión de Semana Santa y ver algunos aspectos de la Misión de Verano.
Se vieron cuestiones prácticas que nos ayudarán a enfocar mejor la puntería sobre nuestras prioridades, el apostolado, la disciplina, el aspecto económico y la relación con los Superiores. Además, se dieron instrucciones sobre las campañas para la promoción y el fortalecimiento de la fe católica.
Un aspecto a destacar es sobre el interés del P. Amatulli por una mayor incidencia de nuestra Familia Misionera en el ámbito cultural. De hecho, se inició la integración de un equipo con miembros del Instituto Misionero y la Fraternidad Misionera para trabajar juntos en esta iniciativa. Seguramente pronto tendremos noticias de esta importante labor a través de la cual nuestra Familia Misionera seguirá enriqueciendo a la comunidad eclesial y contribuyendo a delinear un nuevo modelo de Iglesia.
Nuestra reunión concluyó con la celebración del fin de Año y la recepción del Año Nuevo. La Santa Misa, la cena y la quema del viejo, que anunció nuestro deseo de iniciar una nueva etapa, de mayor compromiso, dejando atrás al hombre viejo, para revestirnos de Cristo.
Como ven, fueron momentos muy especiales los que vivimos juntos la Fraternidad Misionera y el Instituto Misionero, dos columnas de nuestra gran Familia Misionera «Apóstoles de la Palabra». Seguramente esto contribuirá a una entrega más generosa a la misión para hacer realidad el carisma y la actividad apostólica de nuestra Familia Misionera.
Afectuosamente,
Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap