Queremos compartir con ustedes la experiencia de realizar las visitas domiciliarias.
Sara Henríquez y Cristina Sisimit.
En todos los cursos que damos, hacemos con los participantes prácticas de visitar a las familias de la comunidad. Les explicamos en qué consiste, cómo vamos a realizarlas, etc. Las realizamos en tres pasos: presentación, compartir el tema de Introducción a la Biblia y el fundamento de la Iglesia. Se explica la diferencia entre la Iglesia y los grupos proselitistas, y se aclara que Cristo fundó una sola Iglesia. Se concluye con la oración.
Nosotras les explicamos y al principio tienen miedo de ir, ponen muchas excusas, dicen que la gente no tiene tiempo, que está ocupada y que no les van a recibir porque la Iglesia nunca ha hecho esto. Otros dicen: “Nos van a confundir con las sectas”. Pero nosotras nos ponemos en nuestro lugar y los animamos diciéndoles “Cuando Jesús mandó a predicar, los envió de dos en dos a todas las ciudades y lugares donde Él iba a ir. Y les dijo: La mies es mucha y faltan obreros. Por eso rueguen al dueño de la mies para que envíe mas trabajadores para su mies. Los envió como corderos en medio de lobos (cfr. Lc 10, 1-4)”. Les damos una reflexión y les damos algunos ejemplos tomados de la Biblia, para mostrar que este método es de la Iglesia Católica y no de los grupos proselitistas. Nosotros lo hemos descuidado y lo tenemos que retomar de nuevo. Sólo de esta forma la gente puede tener ese encuentro con Jesús y un cambio de vida personal.
Se trata de un cambio en la Iglesia para empezar a salir en busca de las ovejas dispersas o sea, para atender debidamente a los alejados. Pues bien, el mejor método es ir de casa en casa, en las calles, en los restaurantes, en el mercado, en las plazas, en los parques, en las esquinas de las casas donde la gente está reunida, en las playas, es decir, en todo lugar, a tiempo y a destiempo.
Hay que aprovechar todas las oportunidades para hablar de la Palabra de Dios. Por lo general la gente escucha y es muy abierta; por eso las sectas avanzan, pues aprovechan la sencillez de las personas y su disponibilidad para estar atentas a lo que se les enseña. Nosotros católicos también aprovechamos esta disposición de la gente, que con facilidad nos invita a entrar en su casa. También hay esta disponibilidad en los hombres. Cuando están jugando a las cartas o a otros juegos, los pedimos que paren y dejan de jugar para escuchar la Palabra de Dios que les compartimos. Todos quedan muy contentos con nuestra visita. Dicen que en toda la vida nunca habían recibido la visita de una persona católica, sólo los habían visitado los de las sectas.
En todas las parroquias donde hemos estado, a toda la gente que ha participado le ha gustado el método de las visitas domiciliarías. Cuando van por primera vez, van con miedo y después regresan contentos puesto que fueron bien recibidos. Como dice el salmo: «Al ir van llorando, llevando la semilla; al regresar, vuelven cantando trayendo las gavillas». (Sal 125, 6). La mayoría son jóvenes y quedan con entusiasmo de seguir aplicando en sus comunidades y sus parroquias este método.
También los sacerdotes y, de una forma más impresionante, Dom Paulino do Livramento Évora, C.S.Sp., obispo de Santiago de Cabo Verde, cuando nosotras fuimos y le entregamos el informe, le impactó nuestro experiencia y se comprometió a escribir una circular para todos los párrocos exhortándolos a apoyar este trabajo comenzado y de una forma especial lo de las visitas domiciliarias, que es el método más eficaz para llegar a todas las familias alejadas y confundidas por las sectas, pues ellos no paran, cada día avanzan y crean división y confusión en las familias.