Por el Diácono Emmanuelle Cueto Ramos, fmap
¿Quieres saber de qué forma puedes amar incondicionalmente a un seminarista?
1-. ORA POR SU VOCACIÓN
No basta con apoyarlo materialmente –que siempre es necesario- sino sobre todo el apoyo espiritual. Debes saber que una gran mayoría de nosotros no poseemos el apoyo espiritual y moral de nuestras familias. No puedes imaginarte la gran cantidad de personas externas y peor aún: familiares que insisten en que el joven se salga del seminario, como si estar dentro de él fuera un desperdicio de vida, sugiriendo como forma única de vida y realización personal la vida matrimonial. Si en verdad crees en el poder de la oración, no dejarías de hacerlo por quien un día podría ser tu párroco o guía espiritual
2.- CORRÍGELO SI ES NECESARIO
Gran parte de la culpa de que algunos sacerdotes actúe clericalmente, es de que los laicos omitieron corregirlo cuando aún era seminarista y sucede que cuando comete algo indebido, se prefiere el discurso “políticamente correcto”; es un hecho real: Cuando se llega a ser sacerdote, a veces es más difícil corregirlos pues ya su formación ha concluido dentro del seminario y por ello se creen tener la razón de todo en todo.
Si ves a un seminarista actuando mal –como cristiano que es- no dudes en hacérselo saber, sin importar su molestia, sabiendo que aquello que te mueve es el amor al prójimo y no el dañarlo. Todo seminarista deber saber que “aquello que se es de seminarista se multiplicará cuando sea sacerdote” La corrección sana debe ser dirigida por la caridad cristiana, por eso si ves que tu amigo o familiar seminarista actúa de forma incorrecta en alguna misión: no se controla en relación al trato con las mujeres o tiene algún vicio corrígelo con amor. Cuando sea sacerdote podrás decir que fuiste parte de su formación.
3.- NO SEAS CAUSA DE TENTACIÓN
No quiero parecer sexista ni nada por el estilo. Pero una da las grandes tentaciones para quienes somos seminaristas es precisamente el trato con las mujeres. Una forma adecuada de amar a un futuro sacerdote es sabiéndolo respetar como lo que es: un joven elegido por Dios en proceso de discernimiento. A veces –y no en pocas ocasiones- los seminaristas no medimos la forma en cómo tratamos a las jovencitas y comenzamos a crearles “ilusiones”, pero también es cierto que muchas jovencitas se acercan a nosotros con una doble intención: sacarnos del seminario.
No estoy diciendo que no juegues, te diviertas y dialogues con él, pero eso sí, nunca dejes de verlo como lo que es: un seminarista; debes recordar que también es hombre. Se trata de dar respeto -de parte del seminarista- y darse a respetar como mujer. Si comienzas a darte cuenta de que te estás enamorando de un seminarista, lo más sano por el momento es que guardes tu distancia hacia él, sobre todo en el contacto físico y más aún virtual (celular, redes sociales, etc.) lo peor que puedes hacer es expresarle ese sentimiento que experimentas. Recuerda, en el seminario hay un consejero y director espiritual que acompaña a los seminaristas y ayuda a que disciernan su vocación, no lo eres tú.
4.- RECUÉRDALE CONSTANTEMENTE LO QUE ES: UN SEMINARISTA
A veces cuando uno es seminarista y está pasando por una crisis vocacional, lo único que necesitamos de ti es que lnos recuerdes que somos elegidos de Dios y que nuestra respuesta a ese llamado no es una iniciativa propia sino de Cristo: “Ustedes no me han elegido, he sido yo quien los ha elegido a ustedes” (Jn 15,16) Y aunque el seminarista sabe lo que es, en una crisis las cosas siempre se tornan turbias y a veces desembocan en decisiones equivocadas. No dejes de recordarnos que cuando estemos pasando una crisis, debemos aprender a decidir cuando las cosas se calman y no en plena tormenta, sugiriendo acudir sin duda al director o consejero espiritual. Si eres mujer debes tener cuidado, ya que en un momento así, es fácil que un seminarista busque consuelo en personas ajenas a sus formadores, por eso, la amistad debe instarte a guardar tu distancia hacia él. Y si ves que alguna jovencita se acerca a un seminarista con una doble intención, no dejes de “espantarle las moscas” como suelen decir por ahí”
5.- NO ALIMENTES LOS VICIOS
Muchos pensarán que es una exageración decir esto. Pero lo que no saben es el tipo de ambiente familiar y social del que venimos. Por ello a muchos el alcohol –por poner un ejemplo- se convierte en un grave peligro para su vida como cristiano y su proceso vocacional. Si lo invitas a comer, evita invitarle alcohol. Ya que no es raro para nadie que existen muchos sacerdotes con graves problemas de alcoholismo. Si en verdad amas a un futuro sacerdote, no necesitas del alcohol para convivir sanamente con él. Sin embargo hay quien diga que es cuestión de saberse medir, ante esto, es preferible prevenir antes que lamentar. Como bautizados dentro de la Iglesia somos guardianes del nuestro prójimo.
6.- RECUÉRDALE FECHAS IMPORTANTES
Para nosotros como seminaristas algunas fechas son de suma importancia y un gesto como un mensaje, una llamada o una visita representan una forma grandísima de amor fraternal. Por ejemplo: aniversario de votos perpetuos (si son religiosos), recuerdo de la imposición de sotana, cumpleaños etc. No necesitas llevar regalo, pues estamos lejos de casa y tú con tu familia, así es que podrás imaginarte pasar un cumpleaños sin nuestra familia (claro que el seminario lo es, pero de forma distinta)
A veces más que salir a comer o comprarle ropa a un seminarista tiene más valor el regalarle un buen libro ¿Por qué? Porque eso implica que te interesas por sus gusto personales y sin duda alimentas su acervo cultural, pero eso sí, cerciórate por el tipo de lectura que suele leer. Y ante todo, nunca dejes de expresarle lo orgulloso que estás del camino que elegido, eso nos hace sentir que si bien es cierto, mucha gente no aprueba nuestra elección, muchas más nos animan a seguir sin mirar hacia atrás.
Felicidades al movimiento apóstoles de la palabra porque gracias a ustedes he aprendido muy mucho y así ya no me toman el pelo aunque para prevenirme me lo corte jajajaja saludos a todos en especial al padre amatully los quiero mucho y que dios los colme de gracia y bendición hasta pronto.
Gracias por recordarme lo importante que es; salir al paso de un seminarista y poder contribuir. Tengo un amigo que en estos momentos se está preparando. La próxima vez que le vea le daré un abrazo santo y también oraré más por él. Que Dios los bendiga.
Bendeciones para este movomiento.