Esa es una pregunta muy válida y compleja, que merece una respuesta cuidadosa desde una perspectiva católica y objetiva.

¿Ha dejado el Papa Francisco a la Iglesia dividida?

No se puede decir con justicia que el Papa Francisco haya “dejado” a la Iglesia dividida, porque la división no nace con él, sino que es una realidad que ha acompañado a la Iglesia a lo largo de toda su historia. Las tensiones actuales vienen desde el posconcilio. Sin embargo, el pontificado del Papa Francisco sí ha sido escenario de tensiones, desacuerdos y debates intensos, especialmente entre sectores con diferentes sensibilidades teológicas, pastorales y culturales.

1. Un Papa con estilo pastoral disruptivo

El Papa Francisco no ha sido un Papa “tradicional” en sus modos. Ha propuesto una Iglesia “en salida”, misericordiosa, más cercana al Evangelio que a la rigidez normativa. Esto ha generado entusiasmo en muchos y, al mismo tiempo, inquietud o resistencia en otros.

 • Algunos lo acusan de ambigüedad doctrinal o de abrir puertas peligrosas (como en el caso de Amoris Laetitia, las bendiciones a parejas en situación irregular o su enfoque hacia personas LGBTQ+).

 • Otros lo consideran proféticamente fiel al espíritu del Evangelio: un Papa que escucha, discierne y prioriza a los pobres y excluidos.

2. Las tensiones no son nuevas

Ya en el Nuevo Testamento, San Pablo y San Pedro tuvieron tensiones (cf. Gálatas 2,11). La Iglesia ha tenido concilios y reformas porque la unidad nunca ha sido uniformidad, sino comunión en la diversidad.

El Papa Francisco mismo ha dicho:

“La unidad no es uniformidad. La Iglesia es sinfónica: muchas voces, pero en armonía” (Discurso al Sínodo, 2023).

3. ¿Es culpa del Papa la división?

Es más justo decir que el Papa ha puesto temas incómodos sobre la mesa, como el clericalismo, la sinodalidad, la migración, la justicia social, la ecología o las realidades familiares difíciles. Esto ha provocado que muchos católicos revisen, cuestionen o profundicen sus posturas.

Eso no es necesariamente una causa de división, sino un llamado al discernimiento. El Evangelio mismo causa división (cf. Lucas 12,51), no porque sea confuso, sino porque exige decisiones radicales.

4. ¿Y la comunión?

El Papa Francisco no ha llamado a desobedecer la doctrina, sino a vivirla con misericordia, a mirar a las personas y no solo las normas. La verdadera comunión no se basa solo en el acuerdo, sino en el amor, la escucha y el respeto mutuo dentro del Cuerpo de Cristo.

En conclusión

No, el Papa Francisco no ha dividido a la Iglesia. Más bien, ha hecho visible la diversidad de posturas que ya existían y ha promovido un estilo de liderazgo más pastoral que dogmático, lo que ha provocado incomodidades en quienes esperaban una Iglesia más estática o normativa.

Pero la unidad de la Iglesia no depende del consenso total, sino de nuestra comunión con Cristo y el Evangelio. El Papa Francisco ha llamado a esa comunión, incluso en medio de tensiones.