Por el P. Jorge Luis Zarazúa Campa, FMAP

La actitud más adecuada del católico ante Mater Populi fidelis —Nota doctrinal publicada por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe y aprobada por el Papa León XIV — puede expresarse en varios aspectos fundamentales que orientan a recibirla con fidelidad, apertura y responsabilidad. A continuación presento esos aspectos, iluminados por la enseñanza del propio documento y por la tradición viva de la Iglesia.

  1. Actitud de escucha humilde y docilidad al Magisterio
  • Reconocer que la Nota doctrinal procede de la autoridad eclesiástica competente, debidamente aprobada por el Romano Pontífice. Esto exige de los fieles una actitud de respeto, apertura interior y docilidad de corazón para acoger su enseñanza con fe. No se trata de una opinión del prefecto, sino de un texto fruto del discernimiento colegial del Dicasterio, en continuidad con el Magisterio de siempre.
  • Evitar la autosuficiencia espiritual del “ya lo sé todo”. Más bien, abrir el alma a la novedad del Espíritu, que sigue guiando a la Iglesia en la comprensión del misterio de Cristo y de su Madre.
  • Apreciar la riqueza de la piedad mariana del Pueblo de Dios —que la Nota reconoce, valora y alienta—, pero entender que toda devoción requiere formación y orientación doctrinal, para que conduzca al Evangelio y no a interpretaciones confusas o desviadas.

  1. Actitud de fidelidad al centro cristológico de la fe

La Nota subraya con claridad que todo lo que se diga de la Virgen María debe entenderse a la luz de Cristo, único Mediador y Redentor (cf. 1 Tim 2,5). Por tanto, el católico está llamado a:

  • Reafirmar que la mediación de Cristo es única, suficiente y universal. Cualquier expresión sobre María debe conservar esta verdad central.
  • Amar y venerar a la Santísima Virgen como Madre de los creyentes, intercesora y modelo de fe, siempre en relación íntima y dependiente del Hijo. María no se interpone entre Cristo y nosotros; más bien, nos acerca a Él con ternura materna.
  • Evitar que la devoción mariana, por intensa que sea, desplace o eclipse la centralidad de Cristo. Como enseña la Nota —citando a san Bernardo—: “Mientras es honrada la Madre, el Hijo sea debidamente conocido, amado y glorificado.”

  1. Actitud de discernimiento y responsabilidad
  • Comprender que no todos los títulos atribuidos a María son teológicamente precisos o pastoralmente convenientes. La Iglesia, en su sabiduría, examina con cuidado cada expresión para salvaguardar la integridad de la fe.
  • Aceptar con serenidad que ciertos títulos, aunque nacidos de la piedad, no deben ser promovidos oficialmente cuando pueden causar confusión doctrinal. Así lo expresa la Nota al señalar la inoportunidad de usar el título “corredentora”, pues puede oscurecer la unicidad de la redención de Cristo.
  • Entender que la Iglesia no “corrige” la piedad popular, sino que la purifica, eleva y orienta hacia su sentido más profundo. La verdadera devoción mariana —dice el documento— no se opone a la fe, sino que la hace más viva, más encarnada y más evangélica.

  1. Actitud de comunión eclesial, tanto local como universal
  • Recordar que Mater Populi fidelis forma parte del Magisterio ordinario de la Iglesia. Por tanto, el fiel católico ha de vivir su recepción en comunión con los Pastores y con la Iglesia universal, que en María reconoce su imagen más pura.
  • Evitar actitudes de resistencia, polémica o autosuficiencia devocional. El verdadero amor a María siempre lleva a amar más a la Iglesia, y a confiar en su guía materna y pastoral.
  • Favorecer espacios de diálogo fraterno y formación en comunidades, parroquias y movimientos, para que la enseñanza del documento se asimile con serenidad y no con división. La comunión es el clima natural donde florece la verdadera devoción mariana.

  1. Actitud de vida concreta conforme a la enseñanza
  • La correcta recepción de la Nota no se reduce a un asentimiento intelectual. Implica traducir su contenido en vida cristiana concreta, en obras y actitudes inspiradas en el ejemplo de María.
  • La auténtica devoción mariana impulsa al servicio humilde, la solidaridad, la evangelización y la caridad concreta. No se queda en lo sentimental ni en lo ritual, sino que nos conduce al corazón del Evangelio.
  • María, Madre del Pueblo fiel, nos enseña a vivir abiertos a la acción del Espíritu, a la ternura de Dios y al cuidado de los pobres. Así, la devoción mariana se vuelve fuente de transformación personal y social.
  • Evitemos que la piedad mariana derive en superstición, exclusivismo o uso ideológico. María nunca divide; siempre conduce a Cristo, une a los hermanos y renueva la fe del pueblo.

  1. Actitud de estudio y formación continua
  • La Nota ofrece una sólida síntesis bíblica, patrística y magisterial. Por ello, conviene estudiarla con profundidad, especialmente en seminarios, grupos de formación, catequesis y comunidades.
  • El estudio no debe ser puramente académico, sino orante: leer el documento con la Biblia en la mano y el corazón en María, para descubrir en él la voz del Espíritu que guía a la Iglesia.
  • Promover su difusión con materiales didácticos, encuentros y espacios de reflexión, para que Mater Populi fidelis no quede como un texto olvidado, sino como una brújula para la sana renovación de la devoción mariana.

Conclusión

En conclusión: escuchar con humildad, amar con fidelidad, discernir con responsabilidad, vivir con coherencia y formarse con constancia.
Esa es la actitud de un católico maduro que, a ejemplo de María, acoge la Palabra, la guarda en su corazón y la pone en práctica.