LA PASTORAL: Don, tarea y desafío de la comunidad
El Padre Merlos señala atinadamente que la idea de pastoral que cada uno tiene, influye en la propia praxis pastoral. Esto, que puede ser una gran oportunidad, se convierte en un obstáculo, cuando se tienen ideas equivocadas sobre la pastoral. En este folleto, el P. Merlos desenmascara las ideas equivocadas, que podemos resumir en clericalismo, “buena” voluntad e improvisación, considerar la pastoral como un recetario, pastoral de “conservación” y no de maduración en la fe, reducirla a meras técnicas y a un sociologismo o historicismo.
Sin duda, algo que señala atinadamente es que en los centros y casas de formación a distintos niveles la pastoral es sólo un asunto periférico, infravalorado. Por eso invita a una superación de estos prejuicios con relación a la pastoral, pues la Pastoral ha nacido junto con la Iglesia como parte sustancial de su ser.
El Padre Merlos nos ofrece una definición de Pastoral sumamente completa: Es una realidad compleja que incluye básicamente el proyecto salvador del Padre, cumplido por Jesús y proclamado por el Ministerio de la Iglesia, la cual se propone a sí misma como un sacramento al servicio del Reino, presente en el mundo, en la historia y en el corazón de cada hombre y de cada mujer.
Después, en el capítulo II, el P. Merlos nos señala las grandes columnas de la pastoral, no sin antes hacernos notar de los peligros de mirar en una sola dirección, lo que proporciona una visión incompleta de las cosas y produce desequilibrio e incapacidad. ¿Cuáles son las consecuencias de estos desequilibrios?
• Se hacen las cosas a medias,
• Se crean tensiones inútiles,
• No se aprovechan todos los recursos,
• Actitud de exclusión hacia los que piensan diferente,
• Se cae en la confusión,
• Se renuncia a la realización de proyectos donde todos puedan aportar su palabra, su experiencia y su sabiduría en concordia.
Afortunadamente, el P. Merlos hace aportaciones pertinentes para encontrar el equilibrio:
Para encontrar el equilibrio hay que tener la convicción de que la Pastoral es:
• Una praxis en favor de la comunidad, lo que implica contacto personal, quehacer de encarnación e inserción en la vida concreta de la gente;
• Una tarea de estudio y de reflexión, que requiere estudio, análisis de la realidad e investigación. Así pues, se debe superar la etapa de la mera corazonada, la improvisación, gustos personales y conformismo.
• Una espiritualidad fundada en la experiencia de Dios, pues de aquí nacen los valores, las convicciones y las motivaciones.
Estas son, por tanto, las tres columnas de la Pastoral: una PRAXIS, una tarea de ESTUDIO Y REFELXIÓN CONTINUA y una ESPIRITUALIDAD fundada en la experiencia de Dios. Cuando no se equilibran estas tres columnas, hay:
• Activismo superficial,
• Mera erudición y teología, teoricismo.
• Un quehacer desencarnado.
En el capítulo III nos presenta que la Pastoral es, antes que nada, un problema de mentalidad teológica. Cuando no se tiene en cuenta esto, se quiere renovar todo, pero sin revisar las propias ideas, es decir, la propia mentalidad teológica.
Por eso el P. Merlos señala que una Renovación pastoral requiere revisar la propia forma de entender y de interpretar la fe, es decir, la propia mentalidad teológica, pues el agente de pastoral transmite la imagen que él tiene de la Iglesia (DP 995).
Pues bien, ¿Cuáles son las principales imágenes incompletas o parciales de la Iglesia que hay en los agentes de Pastoral:
• Imagen clerical,
• Institucional, centralista,
• Espiritualista,
• Tradicional y/o desencarnada,
• Volcada en lo temporal, humano y social.
Por eso el P. Merlos nos invita a preguntarnos:
• ¿Cuál es la imagen de Iglesia que quiero transmitir?
• ¿Qué clase de Iglesia deseo ayudar a edificar?
• ¿Cómo vivo e interpreto la Iglesia?
Y, desde esta perspectiva, el P. merlos nos proporciona que la Pastoral es la expresión práctica de la forma como cada uno interpreta la fe. Contiene y manifiesta la mentalidad teológica sobre las cosas de la fe.
En el Capítulo IV, el Padre Merlos nos ayuda a entender que uno es pastor en la medida que es creyente y nos señala que la acción pastoral es una pública confesión de fe. Nos dice también que el Pastor no es un burócrata, no debe buscar sus intereses personales, no busca prestigio. No alimenta prejuicios y no es un “francotirador”. Más bien es portador de una experiencia personal y comunitaria de Dios.
El capítulo 5 es sumamente atinado desde el título: La Pastoral: ¿Un problema de Mensaje o un problema de lenguaje? Y nos señala que la Pastoral es el Anuncio con un lenguaje apropiado, por lo que se debe encontrar los modos más eficaces para llegar a las mentes, a los corazones y a la vida de los que buscan al Señor. Hoy, dice el P. Merlos, vivimos una grave crisis de lenguaje: no se sabe hablar del Evangelio en un lenguaje que entienda nuestra generación. Señala atinadamente que la Pastoral es un acto de comunicación pública y que debe subrayarse la necesidad de una formación cuidadosa en el arte de la comunicación y en el aprender a utilizar un lenguaje significativo, actual, creíble, persuasivo, entendible y auténtico.
El capítulo V nos invita a tener los ojos puestos en la realidad. Esto en la línea de las tres columnas de la Pastoral, que requiere estudio, investigación y reflexión constante, continua.
¿Cuáles son las dificultades para el conocimiento de la realidad?
• Falta de formación adecuada y de instrumentos apropiados.
• El pensar que el conocimiento de la realidad es inútil.
• El temor a conocer la realidad por las exigencias.
• Una visión estática de la realidad.
¿Por qué es útil, necesario y urgente el estudio y el conocimiento de la realidad, apoyados por las ciencias humanas?
• Sirve para entender mejor la naturaleza profunda de las personas, de los acontecimientos y de las cosas, descubriendo sus causas, sus relaciones y sus efectos.
• Sólo así se podrá responder a las necesidades verdaderas y no sólo lo que uno se imagina.
• Dan la posibilidad de realizar cambios significativos, es decir, nuevas formas de relacionarse.
Este capítulo, de forma muy lógica y muy natural: la importancia de las relaciones humanas en el ministerio pastoral. En efecto, dice el P Merlos: gran parte de los problemas pastorales de relaciones interpersonales, pues todo acto pastoral o evangelizador es una experiencia de relación humana con las personas. Por eso deben hacerse con calidad, pues de la clase de relaciones humanas que se vivan dependen muchas cosas fundamentales en el quehacer de los pastores. Para bien o para mal. Para abrirle o cerrarle las puertas del Evangelio.
Así, llegamos también a la conclusión de que el centro de la tarea pastoral son las personas, sin menospreciar los demás aspectos que se involucran en la tarea evangelizadora. De donde se deduce que la mejor inversión que se pueda hacer en Pastoral será la que promueva a las personas, capacitándolas y ofreciéndoles oportunidades para llevar a cabo sus tareas apostólicas con seguridad, eficacia y calidad.
Esto implica también un cambio en las relaciones con los “destinatarios” de la Pastoral, que dejan de ser meros receptores y se convierten en interlocutores, se deja de lado la actitud y la mentalidad paternalista y se llega a la convicción de que todos somos principio y término de la evangelización, maestros y discípulos, productores y receptores.
El estudio, sumamente iluminador, concluye echando una mirada a la Pastoral teniendo en cuenta que la Pastoral debe comprenderse a sí misma como memoria histórica, lo que implica mirar al pasado, pues es fruto de un largo recorrido; debe comprenderse como desafío, teniendo en cuenta los signos de los tiempos (presente) y debe comprenderse como proyecto: el proyecto de edificar un futuro de cambio, según el designio amoroso y liberador del Señor.
Es un estudio sumamente pertinente, que requiere mayor divulgación, pues estas propuestas pueden aportar cambios significativos en la tarea pastoral. Un compromiso que sin duda personalmente asumiré: la divulgación y la reflexión de estas propuestas y de este punto de vista.