El escándalo de Ashley Madison, la web dedicada a facilitar el adulterio, ha impactado no sólo a la sociedad, sino también a las comunidades eclesiales evangélicas. Según el estadista Ed Stetzer, en Estados Unidos y Canadá unos 400 líderes evangélicos –entre ellos pastores, ancianos y diáconos– han tenido que dejar su ministerio por ser usuarios de esa web.
(Protestante Digital/InfoCatólica) Admitiendo la gravedad de las revelaciones para las familias y las iglesias, el evangelista Franklin Graham mostraba supreocupación por las consecuencias.
«Trágicamente, algunos se han suicidado por la vergüenza, y la vergüenza de su pecado al ser hecho público», escribió Graham. «El efecto dominó de esta exposición ha sido multifacética, incluyendo fraudes y extorsiones de clientes desesperados para detener la exposición de su infidelidad. Si usted está viviendo con miedo a causa de sus pecados, quiero que sepa que sus pecados pueden ser perdonados».
Thomas Rainer, presidente de LifeWay Research, vinculado a los Bautistas del sur, escribió que «el adulterio no es nuevo en el mundo cristiano», y sugirió varias formas en la que tanto los líderes de la iglesia como los miembros pueden hacer frente al escándalo». Los pastores «deben acompañar» a aquellos que reconozcan el adulterio y «abordarlo con gracia».
«Ser lleno de gracia no significa que minimizamos los pecados de adulterio, la mentira y la traición», escribió. «Pero es muy triste y trágico cuando los cristianos en la lista tienen quetener miedo y menos esperanza que los no creyentes en la lista. Me temo que algunos cristianos tomarán una actitud legalista y de juicio, cuando la gracia debe ser lo que reine».
Ed Stetzer escribió un artículo para aquellos que han cometido adulterio. «Lo primero», dice Stetzer, es «no quitarse la vida». «No importa lo grande que sea la ofensa, el suicidio no es la manera de enfrentar el fracaso».
Eso se llama no confiar en la misericordia de Dios, más, no amar la vida que Dios nos ha regalado. «Todos han pecado», dice la Palabra de Dios. Que se ha manejado de manera pública, también hay pecados que se manejan de manera escondida, como si Dios no se diera cuenta. Que importa que muchos condenen, o me condenen, sí muchos me estiman y aman también. No se diga Dios, que cuando un pecador se convierte, CUANTO SE ALEGRA EL CIELO POR UN PECADOR QUE SE CONVIERTE QUE POR LOS 99 que ya lo están». Amar y amar a los demás para poder perdonar, también al infiel le han hecho mucho daño, quizás no a todos pero sí a muchos, cosas que son imperdonables a los ojos del mundo, pero a los ojos de Dios y del pecador que se convierte, es posible ese perdón. «QUE DONDE ABUNDO EL PECADO, ABUNDE LA GRACIA» HOY. Eso es lo importante. Debemos ser felices, para poder dar tranquilidad y felicidad a los demás. Amar a nuestros enemigos como nos manda Nuestro Señor y poder decir: yo se que yo, no puedo contar contigo, pero tú si puedes contar conmigo. Gracias.