LA VERDAD los hará libres (Jn 8, 32)

Algo curioso

Hace unos días, con ocasión de mi cumpleaños, una señora vino a felicitarme, llevándome dos regalos, uno de su parte y otro de parte de su hijo, “ateo”.
– ¿Cómo? Profesándose ateo, ¡me manda un regalo! – fue mi reacción.
– Realmente no sé qué está pasando con mi hijo – fue la respuesta de la señora–. Antes que nada, mi hijo acostumbra devorar sus libros y, como consecuencia, tiene una enorme devoción hacia su persona.

¿Por qué?

Es lo que me he preguntado muchas veces: porqué hay gente alejada de la Iglesia (y que hasta se profesa atea), que, cuando se trata de un servidor, manifiesta un grande respeto.
Parece un absurdo. Y no lo es. Es que en ellos se nota algo especial. ¿De qué se trata? De algo demasiado sencillo, que va más allá del dinero, los honores, el poder y el placer.

Ansia de verdad

¿De qué se trata? En ellos generalmente se nota un claro instinto por la verdad y quedan literalmente asqueados cuando se encuentran con gente de la Iglesia, autoritaria y sedienta de dinero, honores, poder o placer.
Al contrario, gozan enormemente, cuando se encuentran con gente que sencillamente busca la verdad, sean políticos, simples ciudadanos o gente de la Iglesia.

Nuevos Nicodemo

¿Quién era Nicodemo? Un fariseo auténtico, bien preparado en la Ley de Moisés y un estricto cumplidor de la misma, deseoso de “verdad”.
Sospecha que en Jesús haya “algo más” que en Moisés (Jn 3, 2) y lo va a buscar de noche, cuando nadie se da cuenta. Así no arriesga con poner en peligro su prestigio, ya adquirido.
Es que Nicodemo no es un dechado de virtudes. Es simplemente un hombre, que busca la verdad. Y la encuentra, descubriendo por fin el gran secreto: “Hay que nacer de nuevo” (Jn 3, 3). Es el gran misterio que se revela lentamente a los que buscan la verdad a secas.
Es la experiencia diaria de gente, que lentamente se acerca al Dios verdadero, atraídos por Cristo “el camino, la verdad y la vida” (Jn 14, 6).

Conclusión

“Ser creíbles”, “ser sinceros”, “ser sencillos”… en fin, ser verdaderos “discípulos de Cristo” es algo raro en este mundo. Y es precisamente lo que el mundo necesita con urgencia.
Gracias, Señor, por haberme escogido para una misión tan grande. Gracias por haberme hecho tu profeta. Gracias por haberme concedido un rostro duro, capaz de resistir a cualquier golpe.

PALABRA DE DIOS

“Te aseguro que, si uno no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Jn 3, 3).

“Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, tú le pedirías a él, y él te daría agua viva” (Jn 4, 10).

TAREA PERSONAL

1. Habla de alguna dificultad que has tenido por ser sincero.
2. ¿Cómo ves tu futuro, si de veras quieres ser creíble?