¿Qué pasará con la Iglesia? ¿Habrá avances, retrocesos o estancamiento? Confiemos en la sabiduría del Espíritu, que para cada época sabe a quien escoger.
Por. Mons. FELIPE AGUIRRE FRANCO,
Arzobispo de Acapulco.
Seguridad doctrinal
Quienes tratamos de ver la historia de la Iglesia y de la humanidad con ojos de fe, descubrimos la mano providente de Dios en la elección que se ha hecho del Cardenal Joseph Ratzinger como nuevo Sucesor de Pedro, con el nombre de Benedicto XVI.
En un mundo lleno de confusión ideológica, de relativismo y de incertidumbre, Dios nos ha enviado un Papa que se distingue por su profundidad teológica, por su seguridad doctrinal, por su lucidez y clarividencia ante los retos que tienen el mundo y la Iglesia en estos tiempos. Por ello, los Cardenales pronto llegaron a un consenso. El Cónclave fue muy breve. Todos percibieron que el Cardenal Ratzinger es la persona que hoy necesitamos. Yo estaba llegando a la Visita Pastoral en Coyuca y cuando me notificaron qué tan pronto habían elegido Papa, les dije a los fieles, aún antes de saber el nombre, que de seguro el Nuevo Papa era el Cardenal Joseph Ratzinger, por ser el que mejor podría definir la voluntad de los 115 Cardenales Electores y así fue.
He tenido la oportunidad de conocerlo personalmente, pues hemos coincidido en momentos importantes de la Iglesia, como en la Visita Ad limina de 1994. En 1999, quienes entonces éramos la directiva del CELAM, nos entrevistamos con él y dialogamos sobre varios puntos. En octubre de 2003, estuvimos juntos en una reunión de varios dicasterios de la Curia Romana. He procurado analizar los diversos documentos que, bajo su presidencia en la Congregación para la Doctrina de la Fe, fueron aprobados por el Papa Juan Pablo II.
Confirmar a los hermanos
Muchos se preguntan: ¿De qué línea es? ¿Es conservador? ¿Por dónde va a llevar a la Iglesia? ¿Habrá avances, retrocesos o estancamiento? ¿Qué va a cambiar? Quienes esperaban un Papa que autorizara el aborto, que bendijera las uniones entre homosexuales, que permitiera el sacerdocio femenino, que eliminara el celibato sacerdotal, que aprobara la eutanasia, se sienten defraudados y se han lanzado contra el nuevo Papa, calificándolo de todo lo que han querido. Hasta hubo un reportero, quien en forma blasfema, me preguntara que "si no era de los nazis de Hitler". Con ello, demuestran una vez más su ignorancia de lo que es la fe católica, así como su incapacidad para aceptar el Evangelio de Jesús. De ellos se puede esperar cualquier descalificación.
Las posiciones doctrinales y pastorales de quien hoy es Benedicto XVI, son muy claras y no admiten ambigüedades. Él no es dueño de la Iglesia, mucho menos del mensaje de Jesús, para cambiar a su arbitrio la doctrina y la praxis de la Iglesia. Su misión es confirmar a los hermanos en la fe, no adaptarse a las modas del momento. Lo que el verdadero Pueblo de Dios espera de un Papa es que lo alimente con la Palabra de Dios, no que lo lleve por caminos torcidos. Por ello, vimos cómo las multitudes se volcaron para dar el último adiós a Juan Pablo II, a pesar de que sus críticos lo calificaran de conservador; y el nuevo Papa ha dicho que no tiene programa más que dejarse guiar por la voluntad de Dios. Fue un teólogo que vivió el Concilio Vaticano II; por tanto, continuará con el compromiso de ponerlo en práctica, pues aún sigue siendo válido. Sabe que hay muchas cosas que afean el rostro de la Iglesia, y las ha denunciado claramente.
Verdadera Teología de la Liberación
Cuando algunos dicen que es enemigo de la Teología de la Liberación, habría que precisar bien los conceptos. No condena la liberación que es acorde con el Evangelio y con el Magisterio de la Iglesia, sino que la recomienda y exige. Rechaza la liberación marxista, materialista y atea. Advierte que la liberación bíblica no se reduce a lo material, ni se obtiene por la violencia de las armas, sino que debe llegar al corazón de las personas, para que se liberen del pecado, y así puedan generar otras estructuras políticas, sociales y económicas que sean más justas y fraternas. Sólo hombres nuevos cambian el mundo.
El actual Papa es muy abierto para dialogar sobre las tendencias y los nuevos retos que se plantean a la Iglesia. Por ejemplo, ante la Teología India, nos ha pedido en el CELAM que acompañemos muy de cerca esta iniciativa, no para condenarla por principio, sino para escuchar sus planteamientos y para asumir aquellos que sean conformes con la revelación, interpretada fielmente por la Iglesia. No nos exime del servicio de clarificar aquellos puntos que sean menos acordes con la fe de la Iglesia.
«Dominus Iesus»
Es notable la profundidad teológica de la Declaración Dominus Iesus, en la que nos recuerda la centralidad de Jesucristo y la unicidad de la Iglesia. Este documento era muy necesario, para evitar las ambigüedades y los relativismos que acechan a la verdad que la Iglesia debe custodiar. La revelación del verdadero Dios está plenificada en Cristo y no hay más que una sola Iglesia, la que Cristo fundó. Esta subsiste, con todos sus elementos, en la Iglesia Católica; pero también en otras iglesias se encuentran elementos de verdad y de salvación. Esto lleva a un auténtico diálogo ecuménico, sin perder lo propio y específico que hemos recibido.
En cuanto a la homosexualidad, la considera moralmente desordenada y pecaminosa, porque así está demostrado en la Sagrada Escritura, pero nos invita a tener una actitud evangélica de comprensión, de misericordia y de ayuda a quienes la experimentan.
¿Conservador?
Si se le califica de conservador por conservar en su autenticidad el mensaje revelado, que la Iglesia Católica se esfuerza por preservar y transmitir, este título no es negativo, sino altamente favorable. Es el Papa que necesitamos, y el que Dios nos mandó. Pues en un mundo donde todo cambia y es desechable, requerimos seguridad en lo esencial, quedarnos con lo que no cambia, con lo firme y estable, con lo que Dios nos ha revelado, y reafirmar nuestra identidad como católicos, conscientes de que el Evangelio es una puerta angosta, por donde no cualquiera puede pasar.
Exhorto a la comunidad diocesana a aceptar con una fe madura la elección de este nuevo Papa, con la seguridad y esperanza de que es el Espíritu Santo quien guía a la Iglesia. Que agradezcamos a Dios su designación, y que estemos muy abiertos en nuestro corazón para asumir lo que Dios nos quiere decir por su mediación. Pidamos que el Espíritu Santo le conceda los dones que más necesite, para que pastoree al pueblo que Dios le confía, nos ayude a liberarnos de los lobos que nos acechan, nos conduzca a los pastos abundantes del Evangelio y conduzca al redil de Cristo a la oveja extraviada, enferma, o más necesitada, tal como lo explicó cuando en su Toma de Posesión habló acerca del significado de su Palio Pontificio.