Fraternidad Misionera Apóstoles de la Palabra
Renato Leduc 231 * Col. Toriello Guerra Tlalpan 14050
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CIRCULAR 38
PARA TODA LA FAMILIA MISIONERA
Mis queridos hermanos y hermanas en Cristo:
La gracia y la paz del Señor Jesús los acompañen siempre y los llenen de santo celo por la causa del Evangelio.
CONTRACORRIENTE
Es una de nuestras características fundamentales: prevenir y definir el futuro de la Iglesia a la luz de la Palabra de Dios, un método totalmente novedoso entre nosotros. De ahí el rechazo o la aceptación de parte de muchos (as), según lo que cada uno (a) pretende a raíz de su actividad.
Por lo tanto, si uno (a) prefiere seguir estando metido en el sistema vigente con miras a ganancias materiales, seguramente nos va a rechazar. Al contrario, si alguien, a como dé lugar, busca la fidelidad a la Palabra de Dios, sin duda estará con nosotros.
Pues bien, por lo que se prevé, el futuro nos tiene reservadas grandes sorpresas, puesto que el mismo Papa Francisco no se anda por las ramas y muchas iniciativas, que ahora parecen imposibles, pronto se volverán en una feliz realidad.
Sacerdotes célibes y sacerdotes casados
Sin duda, en orden al discipulado y la visión beatífica, el celibato es superior al matrimonio y por lo tanto el sacerdocio con celibato representa lo máximo en la Iglesia, teniendo en cuenta, entre otras cosas, la figura de Jesús, célibe por toda la vida.
De todos modos, en la práctica, casi todos los apóstoles eran casados. ¿Qué quiere decir eso? Que en muchas ocasiones, como dice el refrán, lo mejor puede volverse en enemigo del bien.
Pues bien, al tiempo de Jesús, lo que importaba era la fundación de la Iglesia y con el pasar del tiempo garantizar la atención pastoral de los bautizados. Lo mejor hubiera sido que todos fueran célibes, precisamente como fue célibe el mismo Jesús.
Sin embargo, al no haber suficientes elementos célibes, Jesús accedió a los casados. La pregunta es: “¿Por qué nosotros, hoy en día, no tendríamos que hacer lo mismo?”
Sínodo de la Amazonía
Me consta que hace algún tiempo unos obispos de Brasil presentaron al Papa Francisco la posibilidad de ordenar a hombres casados, “conditio sine qua non = condición esencial”, para poder seguir contando en el futuro con católicos también en aquella región.
De hecho, en la Amazonía el catolicismo tiende a desaparecer en favor de los grupos proselitistas. ¿Por qué? Por el simple hecho que, mientras los grupos proselitistas para cada agrupación humana cuentan con pastores propios (casados), nuestros católicos cada año o más tienen que esperar a un sacerdote que los atienda, aunque sea de entrada por salida.
Estando, así las cosas, el catolicismo en aquella región poco a poco tiende a desaparecer en favor de los grupos proselitistas. Ahora bien, para que eso no suceda, no hay de otra que permitir la ordenación de hombres casados, contando con una formación “sui generis = especial”.
Pues bien, últimamente supe que el Papa Francisco ordenó un Sínodo para los obispos de la Amazonía. La pregunta es: “¿Se tratará de una simple excepción a la ley del celibato obligatorio o, según la necesidad, teniendo en cuenta la praxis de la Iglesia primitiva, poco a poco la ordenación de hombres casados se volverá en una costumbre también en la Iglesia Católica, como se sugiere en el libro “Hacia un nuevo modelo de Iglesia” (p. 268-270)?”
Pues bien, según mi opinión, se trataría de un regreso a la enseñanza de Jesús y a la praxis de la primitiva Iglesia, como se desprende del Nuevo Testamento.
MIS DESEOS PARA EL FUTURO
Sin duda, en el futuro, los padres de la Fraternidad tendrán mucho trabajo que desempeñar en la Iglesia, antes que nada, con miras a la atención pastoral de este tipo de gente, una atención pastoral realizada como se debe, es decir “gratis et amore Dei = gratis y por el amor de Dios”.
Evidentemente, se tratará de una tarea bastante gravosa para los que opten por enfrentarla. Demos gracias a Dios por el hecho que en la Iglesia nunca han faltado y nunca faltarán elementos de este calibre.
Un seminario diocesano con excelencia pastoral
Sin embargo, no sabemos cuándo y dónde esto será posible. Lo que sí me consta es que actualmente existe en la Iglesia una grande confusión con relación a los cambios que se hacen necesarios si se quiere verlo todo a la luz de la Palabra de Dios y que la intención del obispo de Texcoco es transformar el Seminario de Vocaciones Adultas “Cristo Rey” en una grande Universidad.
Pues bien, estando, así las cosas, es mi grande deseo que los padres de la Fraternidad, entrenados en dar clase en el Seminario de Vocaciones Adultas, hagan lo mismo en un seminario propio, en que no haya cuotas y se avoque a lograr la “Excelencia Pastoral” de los alumnos.
Así que, cada obispo pueda enviar a los alumnos que quiera sin costo alguno, con la garantía de que, una vez ordenados sacerdotes regresen a su diócesis.
¿Y para mantenerse? Tendrían más vacaciones, durante las cuales conseguirían más experiencia pastoral y los fondos económicos necesarios para mantenerse en el seminario.
Menos miembros de la Fraternidad, pero más convencidos
Con eso se lograría, por lo menos, que los miembros de la Fraternidad sean más convencidos de su identidad. En realidad, como actualmente están las cosas, es fácil que alguien opte por ser miembro de la Fraternidad por el simple hecho del aspecto económico.
Así que tendríamos menos miembros de la Fraternidad, pero más convencidos y dispuestos a vivir realmente según nuestro carisma.
Hermanos legos
¿Y para los hermanos legos? Es mi deseo (la edad que tengo y la enfermedad del cáncer no me permiten hacerlo personalmente) que todos, según su capacidad, lograran dos aspectos: un oficio (mecánico, maestro de obras, enfermero, etc.) y los ministerios eclesiásticos, por lo menos hasta llegar al diaconado, resultando así una grande ayuda para los presbíteros.
Naturalmente, esto implicaría de parte de los hermanos una mayor seriedad en orden al compromiso con la Iglesia y la Fraternidad.
Permanente
Quiero aclarar que desde un principio en la Iglesia no hubo nada de “permanente”. Todo fue visto como un servicio para la Iglesia, que habría que desempeñar según la propia capacidad y la necesidad concreta de cada comunidad.
Solamente después de mucho tiempo se empezó a hablar de una unión de tipo matrimonial entre el obispo y su diócesis, con el absurdo de que en la práctica dicha unión pudiera disolverse con el ascenso del obispo a una diócesis de mayor importancia.
Así que también algún hermano, al momento oportuno y según las circunstancias concretas, pudiera ser promovido al presbiterado, algo no previsto desde un principio.
El Movimiento Eclesial
Estoy convencido de que el Movimiento Eclesial podrá dar más ministros a la Iglesia, por el momento hasta el diaconado permanente y mañana hasta el sacerdocio de los casados.
Alguien pudiera objetar: “Si es cierto que hay apóstoles de la Palabra ya preparados para estos ministerios, ¿por qué de hecho no hay apóstoles de la Palabra con el diaconado permanente?”
La respuesta es muy sencilla: “Los apóstoles de la Palabra no quieren ser diáconos permanentes, porque actualmente los diáconos permanentes están solamente de adorno para el culto (para que sea más solemne)”. Al contrario, los apóstoles de la Palabra quieren trabajar.
Otra razón: “Los diáconos permanentes tienen que mantener su familia con un trabajo profano asegurado”. Al contrario, los apóstoles de la Palabra viven de su apostolado (música, cursos, etc.).
En fin, aún no existen en la Iglesia ni las estructuras ni la idea de que alguien, que no sea sacerdote o religiosa, pueda dedicarse completamente a las cosas de Dios y vivir de su trabajo, con o sin familia. Es algo completamente novedoso en la Iglesia (no olvidarse de que estamos nadando contracorriente).
Pues bien, ¿qué se hizo al establecerse el diaconado permanente? Aparentar una auténtica preocupación por querer aumentar los trabajadores de la viña. Sin embargo, en la práctica se hicieron las cosas de forma tal que no se pusieran en riesgo los propios intereses, un subterfugio que fácilmente se puede notar.
Estando, así las cosas, ¿qué habría que hacer, entonces? Por mientras, habría que luchar para que los diáconos permanentes del Movimiento Eclesial y de instituciones parecidas gocen de un estatuto especial, de manera tal que puedan trabajar también fuera de la propia parroquia y vivir del ministerio.
Conclusión
Nos encontramos en un momento muy especial en la historia de la Iglesia, un momento de grande ebullición. Seguramente no seremos nosotros quienes trataremos de poner un alto a todo este proceso. Al contrario…
Que el Señor sea en todo siempre glorificado y que todos nosotros estemos siempre listos para ofrecer nuestro aporte generoso para el bien de la Iglesia, nuestra madre.
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- Flaviano Amatulli Valente, fmap
Fundador