La voz del fundador
CONTRACORRIENTE
al estilo de los profetas
¿Qué es la corriente? La moda. ¿Adónde va Vicente? Adonde va la gente. Esto se da en la política, en la economía, en la religión…en todo. Así se evita pensar y responsabilizarse frente a los acontecimientos. Para calmar cualquier tipo de remordimiento que pueda surgir, uno tiene siempre la respuesta: “¿Qué culpa tengo yo, si las cosas van así? ¡Todos hacen lo mismo!“
Inquietar
Hasta que … no surja algo fuera de lo común, algo que contradiga la moda y entonces uno se siente obligado a dar una respuesta más razonada y fundamentada acerca de su manera de actuar. En esto precisamente consiste la misión del profeta: inquietar, presentar nuevas perspectivas, más allá o en contra de la moda, hacer brillar la utopía, opacada por la rutina, crear las condiciones para un cambio en la manera de pensar y actuar del creyente, más conforme a la voluntad de Dios.
Pues bien, los Apóstoles de la Palabra queremos actuar en esta línea, siendo estímulo para pensar y actuar de una manera diferente, a la luz del Evangelio. De ahí viene nuestro compromiso con la apologética, la pastoral bíblica, los alejados, el uso de los medios de comunicación masiva, la religiosidad popular, la catequesis, etc.
No nos resignamos a ver a nuestros hermanos en la fe, acomplejados frentes a las sectas por un malentendido ecumenismo, y, contra toda esperanza, soñamos con un pueblo católico, bien conciente y orgulloso de su fe, totalmente enraizado en la Palabra de Dios. Por eso no nos cansamos de inventar cualquier cosa, siempre con el afán y la ilusión de despertar a este gigante adormecido, que es la Iglesia católica.
Actitud creadora
Más que preocuparnos por transmitir desde arriba los elementos de la fe, queremos estar cerca del hombre concreto, para ayudarlo en su búsqueda y en su camino hacia Dios. Más que ser maestros, queremos ser consejeros, asesores y guías de los que quieren conocer y vivir la fe. Más que repetidores, preferimos ser creadores. Vino nuevo en odres nuevos.
De ahí nuestro estilo extremadamente práctico y popular, la frescura de nuestro lenguaje y la fuerza de nuestros cuestionamientos. Todo lo miramos desde cerca y desde la calle. En esto consiste nuestra originalidad. Nos interesan poco las opiniones de los que miran las cosas desde el quinto piso.
Los pobres evangelizan
Posiblemente es el aspecto más inquietante de nuestro profetismo: los pobres en el aspecto económico, cultural y humano, los pobres de carne y hueso, son evangelizados y evangelizan, sin la necesidad de ser primero transculturados.
Algo inaudito, que despierta suspicacias, descubre hipocresías y lleva a crear distancias. Pero al mismo tiempo, un signo mesiánico, que alegra, despierta esperanzas e invita a la acción.
Precisamente como sucedió con los profetas, Cristo y los apóstoles: piedras de escándalo y signos de contradicción. Queridos y temidos, polifacéticos, difíciles de encasillarse y etiquetarse… en fin, libres para escuchar la voz del Espíritu y actuar en todos los frentes, como levadura, provocando, contagiando, involucrando e integrando lo más posible.
Una familia misionera
Y todo esto, en función de la misión, nuestra pasión entrañable; una misión muchas veces olvidada, despreciada y hasta rechazada, por los mismos que un día le entregaron su vida. Ni modo. Por vocación nos tocó nadar contracorriente.
Así que… ya sabes. Si algún día se te ocurre formar parte de nuestra familia, no esperes un cuartito con agua caliente y fría, honores o simpatía de parte de las mayorías. No es nuestro estilo. Más bien, aprende desde ahora a nadar contracorriente, fijando tu mirada en Cristo, los profetas y los apóstoles, nuestros principales modelos a seguir.