Una reflexión pastoral

predicacion

El obrero merece su salario

 Por una parte hay quienes afirman que sí; la razón es que también el evangelizador merece su  salario (Mt 10,10) y ciertamente esto es correcto. El detalle es ¿A qué grado? ¿Sería correcto que un predicador se niegue a evangelizar por las razones económicas? Profundicemos más.

Si un predicador viene de lejos, lo más sano, correcto y lógico es que quienes lo invitan asuman los gastos de todos los viáticos. Cierto los boletos de avión o autobús no se pagan solos. Pero hay algunos que no se conforman con esto o bien recibir una colaboración voluntaria, sino que ya hablan de “contratos” cantidades exactas por predicar o si es el caso de un ministerio de música, por cantar en un concierto.

Comercialización del Evangelio

Me doy cuenta que con esto estamos “comercializando el evangelio” y eso ya no es correcto. Soy honesto. Me horrorizó que el año pasado cuando fui de misión a EUA mucha gente me platicaba de algún predicador “famoso” cobraba 8 o hasta 10,000 dólares!!! Por invitarlo, eso incluyendo que se le debía pagar un buen hotel, comida especial, un automóvil para trasladarlo (¿A una cuadra de lejos del evento?)según lo estipulaba el “contrato hecho”  otro más: un cantante católico que cobraba casi la misma cantidad por sólo dos horas de música. Cuando me platicaban eso… mi corazón se estremeció, me dio coraje, impotencia… tristeza me preguntaba ¿Cómo hemos llegado hasta esto?

Lo repito para que quede claro: No digo que no se le pague los gastos y una colaboración. Pero… ¿Llegar al grado de pedir un hotel, un automóvil, comida especial y a pate una cantidad de dinero excesiva? Y a veces los organizadores no alcanza a juntar la cantidad de dinero que piden… eso priva a la comunidad eclesial de un mensaje de salvación, todo por el dinero y las comodidades.

Responsabilidad evangélica

Por otra parte hay quienes estamos en la línea de que no se debe cobrar por la labor evangelizadora. Profundicemos esto.

La virtud está en el punto medio. Si alguien se dedica a tiempo completo a la evangelización es lógico que deba subsistir y la comunidad cristiana debe prever de lo indispensable para el debido sostenimiento del evangelizador. Pero no llegar a grado de “pedir” una cantidad por lo que hace. Eso, en vez de hacer al evangelizador un “auténtico mensajero del evangelio, lo convierte en un “funcionario del evangelio” y eso es condenable en definitiva. Repito las palabras de Jesús:

«Diríjanse más bien a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.A lo largo del camino proclamen: ¡El Reino de los Cielos está ahora cerca! Sanen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos y echen los demonios. Ustedes lo recibieron sin pagar, denlo sin cobrar. No lleven oro, plata o monedas en el cinturón. Nada de provisiones para el viaje, o vestidos de repuesto; no lleven bastón ni sandalias, porque el que trabaja se merece el alimento. En todo pueblo o aldea en que entren, busquen alguna persona que valga, y quédense en su casa hasta que se vayan. Al entrar en la casa, deséenle la paz. Si esta familia la merece, recibirá vuestra paz; y si no la merece, la bendición volverá a ustedes” (Mt 10, 6-13)

¿Es correcto cobrar por lo gratuitamente recibido?

El obrero merece su salario, pero nunca anteponerlo a la evangelización. Me pregunto: Una comunidad pobre ¿Podría traer a este tipo de evangelizadores o cantantes católicos con este tipo de “contratos” o requisitos para llevarlos? Alguien podría objetar: Pero la gente cuando hace sus fiestas patronales gasta a veces más ¿Cómo no van a tener? Yo les preguntaría y eso ¿Justifica la actitud de cobrar por lo que hemos recibido gratis? ¿Lo haremos sólo porque la gente lo hace? Es como cuando a un sacerdote se le dice: Padre ¿Por qué tanto dinero por la boda? Él responde (no todos) ¿Tienes dinero para la fiesta y no para pagar lo que se te pide en la oficina parroquial? Eso es absurdo, primero porque los sacramentos no se deben cobrar, eso se llama pecado de “simonía” y es condenable, así lo expresa el Catecismo de la Iglesia Católica:

2121 La simonía (cf Hch 8, 9-24) se define como la compra o venta de cosas espirituales. A Simón el mago, que quiso comprar el poder espiritual del que vio dotado a los Apóstoles, Pedro le responde: “Vaya tu dinero a la perdición y tú con él, pues has pensado que el don de Dios se compra con dinero” (Hch 8, 20). Así se ajustaba a las palabras de Jesús: “Gratis lo recibisteis, dadlo gratis” (Mt 10, 8; cf ya Is 55, 1). Es imposible apropiarse de los bienes espirituales y de comportarse respecto a ellos como un poseedor o un dueño, pues tienen su fuente en Dios. Sólo es posible recibirlos gratuitamente de Él”

Luego entonces no podemos “argumentar” que si ellos tienen dinero para pagar ss fiestas ¿Por qué no pueden pagar lo que se les pide? Finalmente hay que decir que un predicador (a) o cantante católico  NO  debe tomar la postura de “comercializar” con el don que Dios le ha dado. Lo más justo es que cuando lo inviten a predicar alguna conferencia o a un concierto pida que se le paguen los gastos de viaje y pedir una colaboración de parte de la comunidad.

Esto siempre haciendo conscientes a los organizadores del evento, diciendo cuánto es lo que gastan y de ahí recibir una colaboración voluntaria. Pero nunca tomando la actitud de pedir  cosas o tratos especiales. El evangelizador debe adaptarse a las circunstancias a donde vaya, como dice el evangelio “comer y beber lo que nos den” debemos ser coherentes entre lo que predicamos y (y la persona que predicamos: Cristo) y lo que hacemos. Finalizo: no hay que volvernos funcionarios del evangelio sino portavoces del evangelio.

emmanuelle_cueto@hotmail.com