Introducción
Pocas expresiones marianas han suscitado tanto fervor y debate como la de María Corredentora.
En san Juan Pablo II, esta palabra no aparece como definición dogmática, sino como una intuición espiritual y expresión teológica de amor filial, con la que quiso iluminar el papel único de María en la redención, siempre en dependencia total del único Redentor, Cristo.
El Papa polaco, profundamente consagrado a María con su lema Totus tuus, supo unir el fervor mariano con una sólida cristología.
Por eso, hablar de María “Corredentora” en su pensamiento exige comprender qué quiso decir realmente y qué no quiso decir nunca.
- El núcleo de la doctrina: la cooperación de María
San Juan Pablo II se mueve dentro del marco doctrinal trazado por el Concilio Vaticano II (Lumen Gentium 56-62), que enseña que María “cooperó de manera singular en la obra del Salvador” y “participó íntimamente en la redención”.
Desde ahí, el Papa presenta a María como:
• La mujer del “sí”: cuya obediencia en la Encarnación abrió la puerta a la redención.
• La Madre al pie de la Cruz: unida al sacrificio de su Hijo, ofreciendo su corazón traspasado (cf. Jn 19,25-27).
• La Madre de los creyentes: que, después de la Ascensión, continúa intercediendo y educando en la fe.
Así, su cooperación no añade nada a la eficacia de la Cruz, sino que manifiesta cómo una criatura puede unirse plenamente a la obra redentora del Salvador.
- El uso de la palabra Corredentora en san Juan Pablo II
San Juan Pablo II empleó la expresión en varias homilías y discursos (entre 1985 y 1998).
Nunca en un documento dogmático, pero sí con un claro sentido espiritual y eclesial.
Ejemplos significativos:
• Guayaquil, 1985: “María fue, junto con Cristo, el Corredentor del género humano.”
• Quito, 1985: “Asociada como Corredentora al sacrificio de su Hijo.”
• Ángelus, 1986: “María, la Corredentora, permaneció valientemente al pie de la Cruz.”
• Catequesis, 1997: “María, unida al sacrificio de Cristo, participó con Él en la redención; en este sentido la llamamos Corredentora.”
• Mensaje a Buenos Aires, 1998: “María, Corredentora con Cristo, sigue siendo modelo de fe, esperanza y caridad.”
En todos estos casos, el Papa explica el término a la luz de la cooperación, no de la igualdad: María no “redime”, sino que participa con Cristo (cum Christo) en la redención.
- Sentido auténtico del término en su magisterio
El prefijo co- en “corredentora” debe entenderse como cum (“con”) y no como “igual”.
Por tanto, en san Juan Pablo II:
• Cristo es el único Redentor, fuente de toda gracia.
• María participa en esa redención como madre, discípula y cooperadora.
• Su sufrimiento unido a la Cruz tiene valor intercesor y maternal, no redentor por sí mismo.
• Su cooperación es modelo de la cooperación de toda la Iglesia, llamada a “completar en su carne lo que falta a los padecimientos de Cristo” (Col 1,24).
Así, la corredención de María es un modo eminente de participación, no un acto paralelo al de Cristo.
- Equilibrio doctrinal y prudencia teológica
San Juan Pablo II, aunque usó la palabra con libertad espiritual, nunca propuso definir el dogma de “María Corredentora”.
De hecho, cuando se le presentaron peticiones para proclamarlo, el Papa prefirió mantener una prudencia magisterial:
“El título debe entenderse siempre en subordinación al único Redentor. María nos lleva a Cristo, no se interpone en su mediación.”
(Catequesis mariana, 1997)
La Iglesia, siguiendo su orientación, ha evitado fijar el término como oficial para evitar equívocos teológicos o ecuménicos.
El documento reciente Mater Populi Fidelis (2025) ha confirmado esta línea:
“No es apropiado llamar a María ‘Corredentora’, pues tal expresión puede oscurecer el papel exclusivo de Cristo en la redención.”
- Valor pastoral de la enseñanza de Juan Pablo II
La intención de san Juan Pablo II fue profundizar en el misterio de la cooperación mariana y reavivar la devoción cristocéntrica del Pueblo de Dios.
Su visión ofrece tres claves pastorales:
- Cristocentrismo mariano: María siempre conduce a Cristo, nunca se pone a su lado como igual.
- Modelo de fe activa: su participación en la redención inspira a los fieles a unirse al sufrimiento redentor de Cristo.
- Dimensión eclesial: en María se ve reflejada la misión de la Iglesia, llamada a cooperar en la salvación del mundo.
Así, el verdadero fruto de la doctrina de la corredención mariana es un llamado a la colaboración misionera, a vivir el “sí” cotidiano de María.
- Conclusión
En san Juan Pablo II, el título Corredentora no es una afirmación dogmática, sino una metáfora teológica y espiritual que ilumina la cooperación amorosa de María en el misterio de la salvación.
Su uso debe comprenderse dentro del equilibrio de la fe católica:
• Cristo es el único Redentor.
• María participa de modo singular y subordinado.
• La Iglesia entera está llamada a cooperar en esa redención, siguiendo el ejemplo de la Madre.
De este modo, la devoción a la Corredentora no desvía la mirada del Señor, sino que nos enseña a vivir con Él, sufrir con Él y servir con Él para la salvación del mundo.
“María, asociada de modo singular a la obra redentora de su Hijo, nos enseña que la participación en la Cruz es el camino del amor que salva.”
— San Juan Pablo II
Ver comentarios (1)
Este aertículo es muy bueno y muy claro. Tengo la sensación de que muchos "grupos" están buscando la excusa para criticar al papa y no se ha dicho nada nuevo.