La Biblia en mi vida

Deseamos retomar un método sugerido por el P. Jonás Abib, presentado en su pequeño libro «La Biblia en mi vida diaria», editado por la Obra Nacional de la Buena Prensa. Como podrán darse cuenta, no se trata nada más de leer, sino de asimilar, de empaparnos del Nuevo Testamento y de enamorarnos del texto sagrado, que será así nuestra principal fuente de inspiración.

Para lograrlo, el P. Abib nos sugiere llevar un Diario Espiritual, con los siguientes elementos: Fecha, cita bíblica a leer, promesa divina, orden que Dios nos da, principio eterno, mensaje de Dios para mí, hoy y cómo aplicar estas enseñanzas a mi vida.

He aquí un ejemplo práctico:

Fecha. 15 de octubre de 2010.

Cita bíblica. 1Jn 1-2

Promesa divina. Es lo que se debe registrar primero. Recordemos que la Biblia contiene muchas promesas y que Dios es siempre fiel a los compromisos que hace con su pueblo (2Tim 2, 13).

Ejemplos de promesas:

Si confesamos nuestros pecados, fiel y justo es Dios para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda iniquidad (1Jn 1, 9).

Y ésta es la promesa que él nos prometió: la vida eterna (1Jn 2, 25)

Órdenes que Dios nos da. Si queremos obedecer a Dios, es importante conocer qué órdenes o mandamientos nos da Él en su Palabra.

Ejemplos de órdenes:

No amen ustedes al mundo ni a las cosas que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él (1Jn 2, 15).

Hijitos míos: les escribo esto para que no pequen (1Jn 2, 1a).

Principio eterno. Se trata de una enseñanza inmutable sobre Dios, el hombre, el cosmos y la salvación.

Ejemplos de principios eternos:

Dios es luz y en él no hay tiniebla alguna (1Jn 1, 5).

Si decimos que tenemos comunión con él, pero caminamos en las tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad (1Jn 1, 6).

Mensaje de Dios para mí, hoy. En cada texto que leamos, debemos encontrar el mensaje que Dios tiene para cada uno de nosotros, a nivel personal. No lo que dice a otros, sino lo que me dice a mí.

Cómo aplicar estas enseñanzas a mi vida. Es la parte más personal y práctica del Diario. Hay que tomar decisiones concretas a la luz del mensaje que Dios tiene para mí cada día.

¿En qué orden debo leer los libros del Nuevo Testamento?

Te ofrezco aquí un Plan de Lectura que, sin duda alguna, te ayudará a leer el Nuevo Testamento en un año. No olvides que a medida que lo vayas leyendo, debes ir escribiendo en tu Diario Espiritual.

1Jn (leerla dos veces).

Jn

Mc

Las Cartas breves

de san Pablo

Gal

Ef

Flp

Col

1-2Tes

1-2Tim

Tit

Flm

Lc

Hch

Rm

Mt

1-2Cor

Hb

St

1-2Pe

2-3Jn

Jd

Ap

1Jn (leerla por 3a. vez)

Jn (leerla por 2a. vez)

Nota que la primera carta de san Juan y su Evangelio se leen tres y dos veces respectivamente, lo que nos permitirá asimilarlos notablemente, pues ofrecen un itinerario muy apropiado para ser discípulos de Cristo. Los demás escritos nos capacitarán para ser misioneros. Acuérdate de lo que dice san Marcos:

Jesús subió al cerro y llamó a los que Él quiso y vinieron a Él. Así constituyó a los Doce, para que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar, dándoles poder (Mc 3, 13-15).

Así que primero hay que ser discípulos (estar con Él, empaparse de su vida, obra y doctrina) para después ser enviados (=misioneros) a predicar con poder, con la fuerza y la asistencia del Espíritu Santo (Hch 1, 8; Mc 16, 15-20).

Disfruta la lectura del Nuevo Testamento y compártenos tus experiencias. En el próximo número te presentaré un Plan de Lectura para que leas también todo el Antiguo Testamento. ¡Espéralo!

«La verdad no peca,

pero incomoda»

Soy un laico comprometido de la comunidad de Iturbide, perteneciente a la Parroquia de San Juan Bautista, Dzibalchén. Pertenezco al movimiento de la Renovación en el Espíritu Santo desde hace casi diez años.

«La verdad no peca, pero incomoda». A lo mejor muchos se escandalizan con esos comentarios, pero qué le vamos a hacer. Hacer la limpieza de una llaga podrida es muy doloroso, para el que la hace, como para el que la recibe, pero es necesario si se quiere sanar de verdad. De no hacerlo, la infección puede seguir avanzando hasta causar la pérdida del miembro enfermo o, incluso, la muerte.

A mí en lo personal me impactó mucho la información contenida en el folleto «Cambiar o morir» y en los libros «¡Alerta! La Iglesia se desmorona» e «Inculturar la Iglesia».

Felicidades, P. Amatulli. Hacen falta muchos hijos de Dios que realmente amen a la Iglesia y analicen objetivamente la triste realidad en la que nos tocó vivir; pero, sobre todo, que tengan la valentía de denunciarlo, pues es parte de la misión que recibimos como profetas desde nuestro bautismo: anunciar el Evangelio y denunciar las desviaciones que se cometan, porque de otra manera nos volvemos cómplices y Dios nos pedirá cuentas de ello.

No cabe duda que el Movimiento Eclesial Apóstoles de la Palabra es una bendición para nuestra Iglesia. Ánimo y que Dios los siga bendiciendo.

Daniel Manzanero

danielmanzanero@hotmail.com