El inicio de un diálogo
El 11 de mayo de 2015 el padre Amatulli concluyó una carta dirigida, en primer lugar, a los miembros de la Fraternidad Misionera Apóstoles de la Palabra, titulada «Un Nuevo Modelo de Parroquia», en la que nos invita a analizar el sentido de nuestra presencia en la Iglesia, haciendo un alto en el camino para descubrir juntos los caminos que nos permitan lograr una mayor eficacia apostólica, teniendo presentes dos aspectos: nuestro carisma y las posibilidades concretas de cada uno.
La carta tiene como destinatarios principales a los padres y hermanos de la Fraternidad Misionera con experiencia en parroquia, pero está disponible para todos aquellos que se sienten interpelados por la realidad eclesial, pues el padre Amatulli está convencido de que todos pueden darnos una mano en esta tarea de repensar la parroquia. En todo caso, la carta quiere ser el inicio de un diálogo.
Contenido
Además de la Introducción y la Conclusión, la carta está estructurada en tres partes en las que el padre Amatulli examina el contexto actual en que viven muchas parroquias, preguntándose cómo hemos llegado a este estado de cosas (I. Situación); le sigue una breve pero cuestionante confrontación con la Palabra de Dios, invitándonos a tener presente las Sagradas Escrituras, de manera especial la praxis y las enseñanzas de Jesús y el estilo de las primeras comunidades cristianas (II. ¿Qué dice la Palabra de Dios?), para concluir presentándonos las iniciativas, los elementos y los criterios más oportunos para una conversión pastoral en la vida parroquial (III. Líneas de Acción Pastoral).
- Situación.
Al examinar la situación eclesial el padre Amatulli pasa revista a ciertos desequilibrios presentes en la Iglesia y que se hacen más perceptibles en las parroquias: el desequilibrio en la relación clero-laicado, la desviación tan arraigada de considerar el carisma, no como servicio, sino como una forma de ejercer el poder de forma autoritaria, el problema de la vivencia del celibato sacerdotal, el énfasis en el aspecto cultual y la administración de los sacramentos, descuidando la educación en la fe y el pastoreo, la confianza excesiva en la doctrina del ex opere operato, olvidando las disposiciones del ministro y del que recibe el sacramento (ex opere operantis) y el abandono en que se encuentran numerosas comunidades católicas por falta de ministros y agentes de pastoral.
Por otra parte, el padre Amatulli nos invita a mirar lo que acontece con los grupos no católicos, que crecen exponencialmente mientras la Iglesia católica disminuye. Pues bien, ¿dónde está el secreto de su éxito? En la inspiración profundamente bíblica que los caracteriza, en que han sabido unir la evangelización, el pastoreo y el aspecto económico. En efecto, con su actividad apostólica, los grupos proselitistas forman comunidades, pastorean a sus ovejas una por una y éstas se comprometen a sostener a sus pastores; además, tienen una estructura más flexible que les permite realizar numerosas iniciativas en orden a compartir la propia experiencia de fe, resolviendo con sentido común el asunto de la remuneración económica a todos los involucrados, no sólo para el pastor.
El padre Amatulli señala que es necesario tomar en cuenta todos estos cuestionamientos que los grupos proselitistas hacen a nuestra pastoral. El problema es que la Iglesia está respondiendo con una visión ingenua de ecumenismo, que olvida que estos grupos difícilmente aceptan el diálogo ecuménico, pues muchos de ellos son ex católicos y padecieron el abandono pastoral. Al mismo tiempo, el padre Amatulli señala las bases de un ecumenismo auténtico: es necesario que los católicos tomemos la decisión de vivir según la Palabra de Dios, purificando la religiosidad popular y suscitando una preocupación por el progreso espiritual de cada católico. Sólo así habrá un acercamiento entre nosotros y los hermanos separados. Para lograr esto, se requieren cambios estructurales.
- ¿Qué dice la Palabra de Dios?
En este breve apartado, el padre Amatulli nos recuerda que ni Jesús ni los Apóstoles vieron con buenos ojos la situación de las masas abandonadas “como ovejas sin pastor” (cfr. Mc 6, 34). Por eso recomienda tener en cuenta la enseñanza de Jesús y la praxis de las primeras comunidades cristianas.
III. Líneas de acción pastoral
Aquí el padre Amatulli sugiere dar pasos concretos en la línea de la conversión pastoral: aumentar el número de los obreros del Evangelio (Lc 10, 2) para garantizar una pastoral realmente eficaz, en la perspectiva del pastor que tiene cien ovejas (Lc 15, 4ss); resolver el problema económico en un clima de transparencia, instituyendo el comité parroquial de asuntos económicos y elaborando una lista de todos los católicos de la parroquia. Pues bien, cada familia católica, espontáneamente y según sus posibilidades, señala la aportación que puede hacer mensualmente. Además, es oportuno designar oportunamente a los responsables de la recaudación (colectores), que pueden percibir un porcentaje de lo recaudado como salario. Una vez depositado el dinero en el banco, se puede retirar sólo con la firma del párroco y el presidente del comité, que informarán oportunamente a todos los feligreses la situación financiera de la parroquia. Es importante, en este rubro, separar el aspecto económico de la administración de los sacramentos, para evitar el peligro de la simonía.
Los criterios para la administración de los recursos son los siguientes: pobreza evangélica y dignidad en la vida parroquial, solidaridad al interior y fuera de la comunidad, equidad en la retribución a los agentes de pastoral y colaboración con Cáritas. Lo importante es que, resuelto el aspecto económico, los agentes de pastoral se dediquen de lleno a la evangelización y al pastoreo para formar auténticas comunidades cristianas, transformando la parroquia de centro de ceremonias cultuales a un verdadero taller de humanismo y vida cristiana, llegando a ser levadura en la masa para influir así en las familias y la sociedad entera.
Para lograrlo es fundamental que todos los carismas se pongan en acción, especialmente los movimientos eclesiales. Es esencial también avanzar en la planeación pastoral, que parte de un exhaustivo análisis de la realidad parroquia, especialmente en el aspecto religioso, y estableciendo objetivos bien precisos y estrategias bien articuladas. Para dar mayor solidez a todo el proceso es imprescindible la primacía de la Palabra de Dios en todo el quehacer eclesial, para ayudar a cada feligrés a entrar en contacto con el maravilloso mundo de la Biblia.
La meta es establecer una pastoral personalizada, dando a cada actividad, comunidad y persona la atención que se merece. Es muy útil sectorizar la parroquia, encomendando cada sector a un diácono permanente y poniendo un responsable a cada actividad parroquial: catequesis, pastoral social, pastoral matrimonial, pastoral de enfermos, etc.
Como puede verse, una pieza clave es el diaconado permanente; por ello el padre Amatulli sugiere pasos concretos para seleccionar y formar a los candidatos más idóneos para ser ordenados como diáconos. El padre Amatulli sugiere que la autoridad competente puede llegar a tomar la decisión de que estos diáconos puedan acceder incluso al presbiterado.
A manera de conclusión
Lo que presenta «Un Nuevo Modelo de Parroquia» es realmente estimulante en orden a repensar la parroquia, una tarea ineludible y que no se debe postergar. Por eso recomiendo a todos que lean completo este folleto y lo compartan con sus amigos, especialmente con su párroco y los sacerdotes que conozcan. Quienes deseen tener un ejemplar, pueden solicitarlo al siguiente correo electrónico: jorgeluiszarazua@hotmail.com
Por el P. Jorge Luis Zarazúa Capma, fmap
zarazua.wordpress.com