Un papel fundamental. Sin embargo, en la práctica no es así. ¿Por qué? ¿Falta de costumbre? ¿Resabio de antiguas querellas? ¿Miedo al cambio? En concreto, ¿qué nos está pasando?
Por el P. Flaviano Amatulli Valente, fmap
Una asignatura pendiente
Sin duda, el reclamo de Lutero a favor de la primacía de la Palabra de Dios en orden a todo el quehacer eclesial, tenía su razón de ser. Lástima que factores extraños intervinieron de forma tal que se llegó a la ruptura, con las consecuencias que todos
conocemos.
Pero ya pasaron muchos años desde aquellos acontecimientos tan lamentables. Por lo tanto, ya es tiempo de superar esta situación, empezando a ver las cosas con serenidad y sin apasionamiento. Pues bien, en esta perspectiva, ¿qué estamos esperando para
poner la Biblia en el lugar que le corresponde en la vida de la Iglesia y de todo creyente?
Hoy en día, ¿qué sentido tiene la disyuntiva “Biblia o catecismo”, “la Biblia para los protestantes y el catecismo para los católicos”?
Ecumenismo y proselitismo religioso
Dos actitudes diferentes ante el problema de la división entre los discípulos de Cristo: el ecumenismo tratando de curar la herida y el proselitismo religioso luchando para profundizarla más, creando cada día más divisiones.
De todos modos, en los dos casos, una cosa es cierta: sin Biblia, el católico se siente perdido y no puede ni dialogar con los primeros ni defenderse de los segundos. Entonces me pregunto: ¿Qué estamos esperando para que se haga de la Biblia el libro de todo católico, para sacarlo del estado de postración en que se encuentra actualmente ante la altanería de la competencia y al mismo tiempo para ayudarlo a crecer en su autoestima?
Vivencia de la fe
Lo mismo vale con relación a la vivencia de la fe en toda su riqueza. Es natural que, faltando el apoyo de la Revelación pública, se recurra a las revelaciones privadas, con todos los riesgos que conllevan. Faltando el camino real, por todos lados surgen veredas y vereditas, puesto que de por sí el hombre a solas no se siente seguro en su caminar hacia Dios y por lo tanto anhela con ansia una palabra que venga de lo alto.
Religiosidad popular, devociones populares… En el fondo, ¿de qué se trata? De eufemismos para disfrazar un vacío en la vivencia de la fe de parte de nuestras masas católicas y al mismo tiempo de un invento para descargar sobre ellas mismas toda responsabilidad, pensando: “Así es nuestro pueblo. ¿Qué le podemos hacer?”
Me pregunto: ¿Acaso no llegó el momento de cerrar capítulo y empezar a escribir uno nuevo, en que todo se haga a la luz de la Palabra de Dios? ¿Qué es eso de lavarse las manos, echándole la culpa a la ignorancia del pueblo? ¿Quién tiene la responsabilidad de educarlo en la fe? ¿Acaso no dijo Jesús: “Vayan por todo el mundo y prediquen mi Evangelio a toda creatura” (Mc 16, 15), empezando por las ovejas descarriadas (Mt 10, 6) del mismo Pueblo de Dios?
Biblia para todos, Biblia para todo
Se oye decir: “El católico de por sí es flojo. Aunque se le ofrezcan distintas oportunidades para acercarse a la Biblia, no acepta y prefiere el camino más fácil de sus santitos”. Falso. Todo depende de cómo se le presenta la Palabra de Dios. Si se le presenta como una añadidura a lo que de por sí es la vida cristiana, claro que no le interesa. Pero, ¿qué tal si, dentro de la Iglesia, se cambia radicalmente el sistema de transmisión de la fe, haciéndolo totalmente apegado a la Biblia (Biblia en la catequesis presacramental, Biblia en la religiosidad popular y Biblia en la liturgia)? Claro que le va a interesar a la gente y le va a gustar.
Ciertamente contra la opinión de los expertos: que es anti litúrgico, que no hay que interferir en la religiosidad popular, que los niños y el pueblo en general no pueden entender la Biblia correctamente, etc. Puros pretextos. Lo que pasa es que no se quiere el cambio. ¿Por qué? Quién sabe.
¡Qué bueno que al mismo tiempo no faltan signos esperanzadores! De hecho no faltan expertos y pastores, decididos al cambio y poco a poco la Palabra de Dios está entrando en todo el tejido eclesial. Gracias sean dadas a Dios, por permitirnos saborear desde ahora algo de lo que será la Iglesia del futuro, una Iglesia totalmente permeada por la Palabra de Dios, como en los primeros siglos de la Iglesia.
¿Y los documentos de la Iglesia?
Al servicio de la Palabra de Dios. De hecho, empezando por el catecismo, nos dan el sentido, no el sabor ni la fuerza de la Palabra de Dios. Por eso, nunca podrán sustituirla; hacerla comprender más, eso sí; pero nunca ponerse en su lugar.
Como se ve, una grande tarea nos espera a todos, en un esfuerzo constante por poner al día a la Iglesia para que esté en grado de vivir la fe con más intensidad y pureza y al mismo tiempo esté mejor equipada para transmitirla con eficacia.
El libro de la iglesia q fundó Cristo, por excelencia es la Santa Biblia completica sin quitarle nada el catecismo es un libro de explicación de la doctrina cristiana,en forma de diálogo entre maestro y alumno para autoayudar a comprender mejor los mandamientos de la ley de Dios.Hermano tampoco somos vacios ni de estima baja, no se equivoquen hermanos esperados, ni hablen lo que no saben o desconocen.
Urge que los Sacerdotes den estudios de biblia a nivel apologética. Son mucho los ataques del sectarismo hacia la fe católica, tenemos los fundamentos para refutar las objeciones del sectarismo, pero no nos lo enseñan, por eso muchos ya se han ido de la Iglesia, por no conocer su fe católica. Necesitamos miles de sacerdotes como el Padre Amatulli Valente para que podamos salir de la ignorancia en el que estamos inmersos,
hermanos, es cierto debemos prepararnos en el estudio biblico, y debemos salir de nuestras iglesias a llevar esa palabra de Dios, mas que discutir de apologetica, lo importante es llevar el mensaje de salvacion a tantos hogares destruidos, por falta de4l conocimiento de Dios. en nuestras iglesias hace falta mas accion por parte de los sacerdotes, en cuanto al estudio biblico, muchos hermanos separados nos critican porque dicen que los catolicos no llevamos la palabra a los hogares,y es cieto si con tantos grupos que hacenb vida dentro de las iglesias recibieran esa preparacion biblica, y que se comprometieran a salir con valentia y con testimonio de vida, serian muchos los hogares que se salvarian.