Es una actitud que he visto en el P. Amatulli, que explica su manera de enfrentar los problemas a todos los niveles, especialmente en el ámbito eclesial.
Por el P. Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap
Una noche, ya en la madrugada, nos despertó un ruido que se percibía en la Casa del Apóstol de Guadalajara, en el estado mexicano de Jalisco. El P. Amatulli y un servidor estábamos participando en una serie de conferencias y descansábamos en la Casa del Apóstol. Pues bien, ¿qué sucedía? Llovía torrencialmente y el agua estaba entrando a las distintas habitaciones de la casa, afectando especialmente el área de librería.
Las hermanas estaban sacando el agua con cubetas, pero, a pesar de sus desesperados intentos, no lograban disminuir el nivel del agua, que seguía entrando profusamente. Yo me sumé a la frenética actividad para desalojar el agua.
Mientras tanto, el P. Amatulli recorría la casa, observando atentamente la situación, como a la búsqueda de algo. Al principio me pareció extraño que no se involucrara en la tarea de sacar el agua, que llegó a afectar algunos libros, empapándolos completamente. Después comprendí su actitud. El P. Amatulli estaba buscando la raíz del problema, por eso no se limitaba a atender los efectos. Él buscaba entender por qué el agua entraba de esa forma; quería descubrir por donde se introducía de manera tan abundante y qué se podía hacer para impedirlo.
Así pues, no tardó en descubrir la causa del problema. Los albañiles, para colocar una columna, habían quitado la tubería del agua pluvial, que conducía a un terreno baldío, aledaño a la Casa del Apóstol y habían olvidado colocarla. El P. Amatulli instruyó a la coordinadora, pidiéndole localizar al encargado de la obra para que viniera lo más pronto posible a resolver el problema. Al llegar el responsable, el P. Amatulli habló con él, le dio las instrucciones pertinentes y se resolvió favorablemente la situación.
Esta anécdota me sirvió mucho para comprender la forma en que el P. Amatulli enfrenta cualquier problema o situación que se le presenta: busca la raíz del problema, la causa más profunda, pues sólo así se encontrará la solución real y duradera; sólo así se resolverá verdaderamente el problema. Puede uno fatigarse inútilmente de un lado a otro, atacando aspectos marginales y exteriores del problema, enfrentando solamente los efectos, pero el problema persiste, porque no se atacan las causas. El método del P. Amatulli es distinto: ir a la raíz del problema para resolverlo desde las causas que lo originan.
Es lo que está haciendo al enfrentar la compleja realidad eclesial.