Peor que una guerra

Los muertos en guerras, ciertamente, son cientos de miles por desgracia. Es la Historia desde que en el mundo hubo seres humanos. Pero una cosa es una guerra de país contra país o de imperio contra imperio, a lo que pasa en silencio, suavecito, en nuestros hospitales del gobierno: la guerra contra los niños no nacidos. Es aterrador. En los últimos 10 años, lo que el infame gobierno considera «un logro», se han registrado al menos 170,000 abortos más los miles y miles de abortos clandestinos de los cuales nadie sabe cuántos puedan ser. ¡Una auténtica masacre, una guerra en la que los que menos culpa tienen son las víctimas!

La voz de la Iglesia, condenando el aborto no es escuchada, no resuena. Seguramente las mujeres que abortan son católicas por su bautismo, igual que los papás de las criaturas y los que trabajan en los abortorios. ¡Qué Dios en su infinita misericordia los perdone un día! No hay pecado más grande que a la Misericordia Divina.

Por el padre Pedro Herrasti.